Revista Literatura

Aparcamienten como bellacos

Publicado el 08 diciembre 2010 por Enriquealcina
Aparcamienten como bellacos Llora el subsuelo lágrimas fenicias, romanas y esdrújulas. Incapaces de hacer algo positivo en la superficie de la tierra, los políticos encargados por sus caciques de turno han decidido "ataladrar" la ciudad infinita para sacarnos los colores, los hurdores y lo que haga falta con tal de mantener el status, las cuentas corrientes, la financiación despistada de sus partidos financieros y el tanque lleno. Ahora venden, con dinero público, plazas privadas de aparcamiento presuntamente caídas del cielo, destrozan plazas en la calle para habilitarlas bajo tierra, pillines, se creen que somos tontos o algo. Alguna empresa ficticia relacionada con el opus, el pepé, el pesoe y demás centros del poder, construye falsos paraísos del motor, afán deficitario que debe reportar chungos beneficios a quienes despachan porquería en los despachos del mundo baboso. Luego, en los diarios y en los cartelones públicos, pura propaganda sin control, aseguran que el vecino podrá agenciarse una plaza de párking casi de por vida, por una miserable cantidad infinita. Le damos lo que le robamos, mismamente. También suele ocurrir que desaparecen por arte de birlibirloque unas cuantas plazas en superficie, justo a la vera de un gran centro comercial que prepara su correspondiente imperio sacacuartos por su caja de latón con ruedas.
Aparcamienten con munición ajena.

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