Ando en la apatía…
El otro día ví una charla entre dos personas en redes sociales deschongándose por los candidatos presidenciales y me sentí tan ajena al asunto que ni me metí. Lo cierto es que ningún candidato me representa y todos son la misma historia (iba a escribir basura, pero no lo hice, porque pues, mmmh… autocensura). Ninguno va a cambiar al país porque lo único que cambia es el nombre del monito, el resto del aparato gubernamental es el mismo, lamentablemente, sólo se cambian la camiseta y la aspiración es la misma: el poder y el dinero.
Y creo firmemente que el cambio debe venir desde abajo, desde el pueblo que nuestros niños sepan que la corrupción es malísima y que ellos no deben hacerlo, primero que nadie de mordidas a los polis, que respetemos al vecino, y la vida, que pensemos a futuro no sólo a 6 años; es un cambio muy lejano aún, así que ni tiene caso meterme en discusiones bizantinas por un candidato o por otro.
Tonces si llegas y me dices que el chido es fulanito, pues que padre que para tí lo sea, y si me quieres convencer de que sutanito es el bueno, pues… que padre que te guste a tí, no es para mi, no confío en nadie de ese equipo (y no me refiero a los partidos políticos).
Lo mismo pasa con las marcas, veo gente deschongándose porque a unos no les gustó tal o cual película y a otros sí, o porque mac es chido y no windows y pues… ¿pelearme por una marca?
Ultimamente aplico el: ¿La marca (o el candidato pa’l caso) se pelearía por mi?
Si la respuesta es no, no me peleo ¿Por qué pelearía por alguien o algo que no lo haría por mi?. Usualmente la respuesta es no.