Luis Sexto
Por: Luis Sexto*
El blog La joven Cuba publicó recientemente un post titulado: “Periodistas: frustraciones y deudas”, en el que señala las consabidas deficiencias de la prensa cubana, pero establece una diferencia entre prensa y periodismo, medios y periodistas. No toda la responsabilidad de la prensa recae sobre los periodistas. También una cuota decisiva les corresponde a las presiones exógenas que mantienen a los profesionales de la prensa en la misma situación de un jugador de dominó que, teniéndolas, se pasa con fichas.
El post es justo. Y no es necesario reproducirlo en este espacio. Quiero opinar sobre la anécdota que cita como ocurrida en una conferencia de prensa. El director del equipo de Villa Clara, luego de un reciente partido contra Cienfuegos, recriminó irrespetuosamente a un periodista. Según se sobrentiende, un reportero le preguntó al manager algo que a este le disgustó, tanto como para ripostar haciéndole ver lo que podía preguntar y lo que no debía preguntarle. Podemos imaginar, desde esta distancia, que tal vez nuestro colega pretendió saber algún detalle de la intimidad doméstica del director. Sólo así se explica la reacción airada del hombre público que se sometía a una pública rendición de cuentas.
Si el periodista se calló sin al menos defender su derecho a preguntar lo que el interés periodístico le sugería, tal vez soportó la mala forma por dos razones: porque es muy joven e inexperto, o porque no quiso que la justa reacción defensiva ante un insulto, lo fuera a excluir en lo sucesivo de cualquier estadio de béisbol.
Víctor Mesa, el “showman” del béisbol en Cuba
Del incidente deduzco que el autoritarismo sigue siendo un síndrome de inmunodeficiencia política y de respeto por la persona humana. Todavía ciertos directores, en particular en el deporte, se arrogan el derecho a considerarse incuestionables. En verdad, no suelen ser cuestionados, aunque existan razones para poner en duda sus métodos o sus decisiones. Pero a veces sólo son cuestionados hombres como Víctor Mesa, que con su comportamiento, a pesar de cualquier estridencia, defiende el derecho de los mentores a dirigir sin intromisiones el equipo bajo su rectoría.
El organigrama del autoritarismo se traza dibujando una escalera en posición vertivcal: el de más arriba se cree con derecho de insultar al de abajo, y el de abajo al de más abajo y así hasta el final, que en este ejemplo es el reportero que cumplía con su deber. Admitamos que la pregunta haya sido inconveniente. Pero el director de Villa Clara pudo declinar la respuesta. Porque, como han establecido las reglas no escritas de las relaciones entre periodistas y entrevistados, las preguntas de aquellos, cuando poseen profesionalidad, no clasifican entre las indiscretas sino entre las interesantes y agudas, incluso molestas; las respuestas del entrevistado sí podrán ser indiscretas. Esa es su responsabilidad: saber qué dice o qué calla.
A mi parecer, ningún funcionario puede considerarse autorizado a ofenderse y ofender por la pregunta honrada y correctamente dirigida de un periodista. Directores y jugadores trabajan para el público en el espectáculo más apasionante en Cuba. Los periodistas, a su vez, trabajan para el público en el mismo espectáculo. Cumplan aquellos su papel; los periodistas, el suyo.
Ahora bien, si los periodistas pedimos el respeto que nos deben, debemos, antes, ganar ese respeto. Ignoro si mi colega respondió y defendió política y virilmente su derecho a preguntar lo que creyera pertinente siempre y cuando se relacionara con el béisbol. Si dejó que lo humillaran, le recomiendo desde mis años de periodista: es preferible nunca más cubrir un juego de pelota que permitir una ofensa pública a nuestra dignidad humana y profesional.
Habrá siempre que hacer recordar, apretándose el cinto: No lo olvide, señor, pregunto yo y responde usted. Usted es el que puede permanecer callado ante mi pregunta.
Tomado del Blog Patria y Humanidad
* Periodista cubano y Premio nacional de periodismo José Martí 2009, tiene una columna fija los viernes en el periódico Juventud Rebelde.
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