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Aprender de los errores

Publicado el 27 diciembre 2009 por Evaristor
Aprender de los errores

Autora Invitada: Beatriz Mayoral

Por años, los educadores han defendido el aprendizaje sin errores. Por ejemplo, un maestro en su clase puede hacer repetir a sus estudiantes la misma tabla de multiplicación, con muy poco tiempo de diferencia entre la primera y segunda vez, asegurando que los estudiantes la digan correctamente cada vez. La idea aquí es que si esos estudiantes cometen errores, aprenderán mal y será más difícil obtener la respuesta correcta.

Pero la investigación de Nate Kornell, Matthew Hays y Robert Bjork de la UCLA que recientemente apareció en la Journal of Experimental Psychology: Learning, memory and cognition, revela que esta preocupación está fuera de lugar. De hecho, encontraron que el aprendizaje se vuelve mejor si las condiciones están arregladas para que los estudiantes cometan errores.

La gente recuerda las cosas mejor y más tiempo, si se les presentan grandes retos en el material, ante los cuales están destinados a fracasar. En una serie de experimentos demostraron que si los estudiantes hacen un intento fallido de obtener la información antes de recibir la respuesta, recuerdan la información mejor que en una condición de control en la que simplemente estudian la información. Tratar y fallar en obtener la respuesta es realmente útil para aprender. Es una idea que tiene obvias aplicaciones en la educación, pero podría ser útil a cualquiera que esté tratando de aprender un nuevo material de cualquier tipo.

En un experimento se emplearon pares de palabras débilmente relacionadas como estrella-noche, y se les pide a los alumnos estudiarlas durante unos segundos ya que deberán recordarlas después.

Pero en otro estudio se usó material educacional más relevante. A los estudiantes se les pidió leer un ensayo y prepararse para un examen sobre él. Sin embargo, en las condiciones de pre-prueba se les hicieron preguntas acerca del tema antes de leerlo, tales como “¿Cómo es llamada la ceguera total al color causada por daño en el cerebro?” Preguntas de este tipo antes de leer el escrito obviamente hacen que los estudiantes enfoquen su atención en los conceptos críticos. Para controlar esta “dirección de la atención”, al grupo de control se les dio tiempo adicional para estudiar, o los investigadores enfocaron su atención en los pasajes críticos escribiendo en itálicas la sección crítica.

Sin embargo, en todos los experimentos encontraron una ventaja cuando a los estudiantes se les pedía que adivinaran las respuestas primero. Estos experimentos tiene implicaciones más allá del salón de clases. Retándonos a nosotros mismo para encontrar o generar las respuestas podemos mejorar la memoria. Los estudiantes podrían considerar escribir las preguntas al final del cuaderno y tratar de contestarlas antes de leer el capítulo. Entonces leer el capítulo y contestar la pregunta mientras se lee. Cuando se termina la lectura, volver a la pregunta y tratar de contestarla nuevamente. Mantener esta práctica permitirá recordar el contenido por más tiempo, aún después de haber dejado el curso.


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