¿Sabéis qué veo cuando paso por los pasillos de los pequeños electrodomésticos? Incompetencia. No es que sea un ludita, ni que desprecie las ventajas de una tostadora o una plancha eléctrica, ¿pero una crepera?, un ¿cuecehuevos? (tiene idém el nombrecito) o ¿una arrocera? Todo esto se vende en tiendas normales, y todos son perfectamente sustituibles por un cazo y una sartén. Mi sobrina de sexto de primaria hace creps, y yo se lo he enseñado.
Si estos productos se venden es por nuestra incompetencia. Todos estos aparatos extraños son el síntoma de que estamos — como sociedad — perdiendo la habilidad de cocinar, porque la incompetencia que veo en los pasillos de los pequeños electrodomésticos no es la de los fabricantes, ni la de los vendedores, sino de la nuestra, los que compramos.
Un poco de entrenamiento con los cuchillos puede hacer que nunca necesites un rallador. Un pelador, bueno, eso cuesta más tiempo; al principio desperdicias mucho, pero la práctica hace un maestro del más burro. Y una vez que aprendes, ya es para toda la vida.
La ineficacia de los electrodomésticos
Además, lo cierto es que confiar exclusivamente en los electrodomésticos nos mete en el proverbial callejón sin salida. ¿Cuál sido el resultado en Estados Unidos o Inglaterra? “Restaurantes” de “comida” rápida, platos congelados, obesidad, diabetes y que cuando un servidor prepare algo tan simple como un arroz blanco con verduras quede como si fuera Jamie Oliver. (Pues tendrían que probar lo que hace mi madre un lunes cualquiera, no digo más).
Acepto que para algunas cosas pueden venir bien. Pero si dependemos completamente de ellos a la larga perdemos la capacidad de cocinar. No es irremediable, basta un curso de cocina o ver alguno de los programas más sencillos e ir empezando, pero hay que hacer ese esfuerzo. De lo contrario vamos por el mismo camino.
Los blogs como ejemplo
Lo mismo se puede decir de los blogs. Para empezar apenas hacen faltan conocimientos técnicos, es verdad, y uno muy bien podría pasarse toda la vida publicando en tumblr. Pero lo cierto es que si uno quiere tener un diseño que responda a sus propias ideas sólo tiene tres alternativas:
- Tener la inmensa suerte de encotrar el tema perfecto.
- Encargar el tema a un diseñador
- Aprender lo necesario para modificar un tema
Yo escogí el tercer camino. En primer lugar fui jugando, muchas veces por el placer de aprender, con resultados a veces horrorosos, todo hay que decirlo. Luego, conscientemente, decidí tener el mismo diseño de Zen Habits. Mi idea era que si conseguía tener el mismo diseño exacto, habría aprendido algo en el proceso. Para ello compré el mismo tema de Zen Habits, Frugal, y fui haciendo a mano las modificaciones oportunas, con mayor o peor suerte hasta que finalmente estuve conforme. Entonces pasé a la fase 2 de mi plan:
“Mi plan”, madre mía, que alguien me ponga una medalla al mas orgulloso, no en realidad “mi plan” no era otra cosa que lo que hacemos todos de niños para aprender. Primero imitamos (fase 1) y luego construimos sobre lo aprendido (fase 2). Pues lo que véis ahora es el resultado de la fase 2. Ya no miro a Leo Babauta como modelo, sino que sigo mi propio camino. Hay muchas cosas parecidas, es inevitable y bueno, pero espero que podáis apreciar también las diferencias.
Por otro lado aprender a hacer las cosas a manos, me permite también prescindir de varios plugins. Abajo veréis unos enlaces para compartir en twitter y facebook. Los he puesto a mano. Si queréis conocer el truco, no tenéis más que examinar la estructura de los enlaces. O me preguntáis. Dos plugins menos = mayor rapidez y más seguridad.
El ejercicio físico
Desgraciadamente muchos no sabemos hacer ejercicio. No sabemos ni lo básico, y así nos va. Cuando somos niños no hace mucha falta (o no hacía ). Nos bastaba con estar todo el día saltando por ahí. Pero de adultos, cuando queremos sacar lo máximo de una hora, en realidad no sabemos muy bien que hacer.
¿Solución? ¿Comprar un chisme?
Seamos sinceros. ¿Es solución?
Aprender es Libertad
Y es aquí a donde quería llegar. Aprender es libertad. Vale, de acuerdo, no podemos aprenderlo todo de todo, es necesario especializarse y todo eso, pero es necesario dominar lo básico de todos los aspectos de la propia profesión, y también de la vida. Piensa que la compra de un aparato puede ser una solución puntual, aprender es para siempre.
Por eso antes de comprarte un cuecehuevos, llama a tu madre o vete a youtube y busca un tutorial. Descubrirás que con un cazo, agua y sal, también se quedan perfectos.
¿No os parece que la publicidad estilo tele-tienda nos quiere unos incapaces?
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