Su mirada azul verdoso, sus labios, sus manos... y yo. Sus besos, sus caricias... Los dos paseando abrazados bajo aquél paraguas aquella tarde de verano, con los pies empapados y aquellos besos apasionados...
Abandonada en la puerta del bar, abandonada a mi suerte, abandonada sin más, como si nada hubiera pasado , con el corazón roto en una esquina del bar...