Aquí es donde nací y donde morí

El título de esta entrada es una frase que Kim Novak, en su papel de Madeleine Elster, dice en un momento dado de la película Vértigo. Y sí, he venido a hablaros de Alfred Hitchcock.
Resulta que de pequeña tenía un miedo atroz a las alturas. Ya fuera en ferias, en parques de atracciones o cruzando el puente de San Pablo en Cuenca, pensaba que iba a caerme, que si a alguien le tenía que tocar la mala suerte de precipitarse al vacío, esa sería yo. Tal era el miedo a las alturas que me daba hasta miedo cuando soñaba que me caía. Supongo que se me fue pasando con el tiempo, pero sin duda por ello me sentí muy identificada con John "Scottie" Ferguson, el detective encarnado por James Stewart en Vértigo (Alfred Hitchcock, 1958).
Vértigo fue la primera película de Hitchcock que vi. Reconozco que no es un director fácil de ver, y que acostumbrados a las superproducciones de Hollywood, es muy difícil que los jóvenes empaticen con este tipo de cine, pero siempre hay algún elemento común que puede ayudarnos a ello, por ejemplo, el miedo a las alturas, mal que padece el personaje de Stewart en la película. 

James Stewart y Kim Novak en un fotograma de 'Vértigo' (1958)

Es cierto que en su tiempo fue un pequeño fracaso comercial, pero también lo es que conforme ha pasado el tiempo, la crítica ha situado Vértigo en la categoría de obra maestra, a la altura de Psicosis (cosa que no comparto). No es sin duda la mejor película del director, pero reconozco que le tengo cierto cariño especial por ser la primera que vi.
Estoy convencida de que ver películas de Hitchcock alimenta la imaginación, pone alerta los sentidos y entretiene como ya les gustarían a muchas películas de nuestros tiempos. Siempre te quedarás esperando a que algo que pase dé un giro de 180º a la película o que desencadene una serie de acontecimientos de los que a los personajes les costará sudor y lágrimas salir.
Después de Vértigo vino La Soga (Alfred Hitchcock, 1948), anterior a Vértigo, que yo vi después, rodada de una manera magistral y original, en un único plano secuencia sobre un mismo escenario, con movimientos de cámara escasos pero muy bien pensados y sin sacar a los personajes del lugar donde se desarrolla toda la acción, un espacio interior. Una película con un lenguaje muy de Hitchcock, propio, original y con cierta magia, en la que nos encontramos a Brandon (John Dall) y a Phillip (Farley Granger), dos tipos que han cometido un asesinato, y en la que también actúa James Stewart.

Los tres protagonistas de 'La Soga' (1948)

Después vino Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), una de las obras maestras y más conocidas películas del director. De esta voy a contaros muy poco, porque lo mejor es que vayáis al cine. Y no, no es que Psicosis se haya vuelto a estrenar, pero sí que se ha estrenado Hitchcock (Sacha Gervasi, 2012), un biopic que cuenta la etapa de la vida del cineasta en la que rodó su mayor éxito, protagonizado por un genialmente caracterizado Anthony Hopkins y una grande de entre las grandes, Hellen Mirren, que da vida a la esposa del director, clave en la película porque además de mostrarnos cómo se desenvolvía el "maestro del suspense" en su proceso creativo, ahonda en la relación que mantenía con su mujer. Sin duda, para los fans del director, su estreno debe haber supuesto una buenísima noticia.
Feliz lunes :)