Aquí nosotros, los Primeros Poetas, escribimos para nadie.
Decimos que una vez la magia fue noche y día,mitad por mitad.
Escribimos en profecías, por eso escribimos para nadie.
Lloraríamos si nuestro llanto pudiera hacer
que la serpiente
mantenga juntas su cola y su cabeza.
Pero aunque lloremos nosotros, los Primeros Poetas, la serpiente
se ha hendido al medio.
Ya no quedan bálsamos que ardan. Estamos solos en un palacio
que no es nuestro.
Conspiración del hombre. Lamento de los soles y las esperas.
Ya no quedan cortinas de seda, solo espectros de pájaros
y árboles sin alas en medio del invierno,
y una multitud de noches espesas que se alimentan con pesadillas.
©® Susana Inés NicoliniSue_*(Imagen de Will OMailley)