Revista Diario

Arizaga y el deporte de romanos en Tussam

Publicado el 26 febrero 2010 por Jackdaniels
Quienes trabajamos en Tussam disponemos de un club deportivo y cultural fundado por nosotros mismos hace ya más de diez años. A través de dicho club se canaliza la participación de aquellos empleados que gustan de practicar algún deporte en las diferentes competiciónes organizadas en el ámbito de la ciudad y, a veces, en lugares geográficos distintos.
Esto es posible gracias a que el club está dividido en diferentes secciones deportivas, según sea el deporte que practiques. Yo mismo, por ejemplo, he pertenecido a la sección de fútbol durante años, hasta que cierto día el físico me susurró al oído que a partir de ciertas edades era más conveniente dedicarse al ajedrez o al parchís y le hice caso. Otros, como el malogrado José Luis Alonso que formaba parte de la sección de mountaun bike -de ahí también que se le eche tanto de menos en la empresa-, integran la de tenis, ajedrez o motociclismo por citar algunas.
El club además se encarga de organizar viajes culturales y de ocio para sus socios y familiares, de manera que en una empresa como Tussam, donde los compañeros apenas tenemos ocasión de convivir y conocernos mejor dada la idiosincracia del trabajo que realizamos, -pueden pasar semanas sin que nos veamos unos a otros-, el club se ha convertido casi en el único canal de socialización entre nosotros que disponemos. Quienes lo integramos desde sus inicios sabemos muy bien lo que esto significa de cara a las relaciones personales en el seno de la empresa.
El club deportivo y cultural de Tussam se nutre única y exclusivamente de las cuotas que abonan cada mes sus socios, unos ochocientos veinte, y que le son descontadas religiosamente de sus nóminas por acuerdo entre éste y la empresa.
Además, cuando organiza un viaje cuyo importe alcanza un montante considerable, se ofrece la posibilidad de abonarlo en varias mensualidades, también mediante descuento en nómina, para que no suponga una losa su desembolso en un único pago. Para que os hagáis una idea, estamos hablando de una cantidad que ronda los siete mil euros mensuales en cuotas.
Pues bien, aproximádamente desde el pasado verano, el ínclito Arizaga viene utilizando una práctica que cuanto menos roza la ilegalidad y la desvergüenza, y que me recuerda la estrategia del presidente de la patronal de este país, Gerardo Díaz Ferrán, de no pagar las retenciones de la seguridad social que les descuenta a sus trabajadores.
Porque desde esas fechas, la empresa practica el descuento en nómina a los trabajadores cada final de mes, pero no lo ingresa en las arcas del club cultural hasta transcurrido un mes o más, con el consiguiente descalabro que esto supone a la hora de mantener la normalidad en las actividades del club.
Esa tendencia descarada a que, apenas aprietan las penurias económicas, el primer lugar donde rascar sean las prestaciones de los trabajadores y el dinero ajeno debe llevarla incrustada a fuego en las venas. Porque a poco que puede la pone en práctica, como si le proporcionase un placer infinito.
Ni que decir tiene que de todo este desaguisado también son culpables los propios trabajadores, cómo no. Son tan estúpidos que se inscriben en un club modesto y humilde cuando podrían hacerlo, como seguramente él, en el Antares.
Ya se sabe, debe ser de los que piensan que el mejor deporte que existe para ser practicado por la chusma es aquel que hacían las legiones romanas.

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