Parece que es lo único que voy a estar escuchando cada vez que hable con alguien en Monterrey, y mi blog más que un medio de experiencias compartidas se vuelve en una oración o un discurso de llamado a la paz. Me perdí en escribir en los últimos meses y se perdieron lectores. Las estadísticas dicen que a nadie le importa leer acerca de problemas y tragedias. Pero las estadísticas en los hospitales y los records policíacos dicen que los muertos, heridos y enfrentamientos junto con delincuencia y asaltos aumentan. A la gente no le importa, sin embargo la gente es la más afectada. Parece que todo ésto no es problema de nadie, solamente de aquellos que se involucran en esos crimenes y ahora ser una víctima es también una verguenza, porque la justificación de que éstas cosas sucedan es porque seguro que también están involucrados. Todos estamos involucrados.
Pero no estamos solos, ni siquiera esos delincuentes, ellos también tienen familia. Entonces, atendamos a nuestras familias, investiguemos en nuestros hijos, hermanos, padres... Qué es lo que están haciendo, en qué se están involucrando. Hemos manejado problemas reales de epidemias, todavía existe esa vacuna contra esta epidemia de zombies en la que se está ahogando nuestro país. Recuperemos nuestras familias, no los dejemos hundirse en ese abismo donde el único fondo es la muerte y el sufrimiento.