¿Dónde está el coste?
La mejor situación: Tienes una página Web perfectamente adaptada a la generación de contenidos y que abre su puerta a la participación de tus clientes, que tiene, además, un blog integrado en la misma. Si es así, date por satisfecho, porque te has ahorrado una buena suma en la inversión para tu estrategia en Redes Sociales. Tu sitio Web es fundamental para esta estrategia. Las redes sociales no son más que el embudo, los ríos que desembocan en tu Web. Vale, ya puedes subir el siguiente escalón.
Tu presencia en redes sociales precisa de un mantenimiento y actualización permanentes, constantes, regulares. Y esto se hace siguiendo una rutina, aunque no debe faltar un componente de creatividad e improvisación. La rutina, en general es, tras dar de alta el perfil de forma gratuita:
- Busca información interesante y acorde con tu sector, tu posible producto, tu futura o actual marca.
- Participa en foros y comunidades sociales, en blogs que se adapten a tu futuro contenido.
- Genera información interesante.
- Publica esa información en los sitios en los que te diste de alta.
- Enlaza a contenido interesante publicado por otros, dejando clara la fuente.
- Sigue y responde a todos los que te hablen o sigan a ti. Conversa con ellos.
- La publicación de contenido debes hacerla de forma regular, sin periodos en blanco, ni periodos de superproducción.
- Tómate cada seguidor, fan o lector como si fuera el único que tienes.
Para esto necesitas dedicar personas a ello de forma exclusiva. ¿Es esto gratis? Esto cuesta tantos salarios como personas se dediquen a ello. ¿Hablamos de 25.000 €, 30.000 €, 50.000 € por cada una de ellas? Como ves, de gratis nada.
¡Ah!, y olvídate de ponértelo a ti o a otra persona como tarea complementaria a otras. Si haces esto, fracasarás.
Puedes hacerlo de forma interna o externalizarlo, pero, como ves, de gratis nada.
La peor situación: Tú página Web es muy bonita, con muchos efectos. Trabajaste muchas horas con tu desarrollador para hacerla a tu gusto y, cuando diste con el boceto adecuado, nació tu Web. Pagaste por ella lo que no está en los escritos, y no has hecho muchos cambios porque, como no es código abierto, cada uno de esos cambios te cuesta el riñón que te queda.
Y ahora resulta que tu página no admite cambios en el contenido. No tiene espacio para ello, o el espacio es tan pequeño que no es muy adecuado para un buen posicionamiento. Y además no tiene un blog integrado. Pues si este es tu caso, te recomiendo que hagas una página nueva y que cumpla con todas las especificaciones que se le debe exigir a cualquier web que se precie hoy en día.
Y, por favor, que te la hagan en código abierto y que sea alguien de total fiabilidad, que no te de gato por liebre y que te cobre no más de la cuarta parte de lo que pagaste por tu maravillosa y antigua página Web.
Añade, entonces a lo anterior el coste de reformar o sustituir tu web, hazte un par de sumas y verás que de gratis nada.
A partir de aquí tienes, antes de que acabe el año, casi 12 meses por delante. Asi qué, ¡ánimo y a por todas!
De todas formas, y para que haya algo positivo en este post, si tienes una salida: destina parte del presupuesto de marketing tradicional, eliminando algunas partidas y traspasando éstas a una estrategia seria en redes sociales. Si lo haces medianamente bien, no te arrepentirás y, quizá, vuelvas a este post a contarlo.