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El mundo.es
¿De qué se arrepentiría antes de morir?
¿Quién no ha pensado esto más de una vez? ¿Qué cambiaría yode mi vida? ¿Qué habría hecho que no hice? Son unas magníficas preguntas. Lograndioso es pensar que sólo yo, como miembro de la especie humana, puedoreflexionar. En esto sí que nos diferenciamos de los animales. Ahí si que nohay comparación posible. No hace falta ser viejo para preguntárselo. Tampoco esnecesario tener “remordimientos de conciencia”. Simplemente, uno se para yreflexiona. El impulso primario muchas veces es el de decir “no cambiaríanada”; es un exceso de optimismo, de autosatisfacción. También se puede pensarque a igualdad de circunstancias, igualdad de respuesta. El factor tiempo daperspectiva. Si se es sincero consigo mismo, puede que se vislumbre una“pequeña” variación achacable a una posible acción u omisión (no a los demás).Porque cometemos errores, ¿cómo no? Y lo son tanto por acción como porinacción. Hay que estar tranquilo para reflexionar. Las dichosas hormonastienen un peso mayor del que pensamos, y a través de las edades influyen.
1. Coraje para hacer lo que se quiere.
2. Disfrutar de los seres queridos.
3. Expresar sentimientos sin complejos.
4. Estar en el presente (el ahora).
Todo esto nos hubiera llevado a ser más felices. Seguro.
Juan-Lorenzo[email protected] Más noticias de Dales Caña en la sección Al día