Pocas veces un fresco había resultado tan gracioso como el Ecce Homo de Borja, y todo se lo debemos a la señora Cecilia. Esta buena mujer se puso manos, manazas más bien, a la obra con objeto de restaurar esta pintura. Yo tengo una teoría para justificar semejante despropósito, y es que esta señora jamás tuvo la oportunidad de ver el programa de manualidades "Art attack". Probablemente se ilustró leyendo los cómics de Pepe Gotera y Otilio "Chapuzas a domicilio" o incluso tomó buena nota de las reposiciones de "Manos a la Obra". El resultado ha sido el siguiente...