Hemos asistido a la democratización de los públicos de la cultura, de la reproductibilidad de la obra de arte, que diría Walter Benjamin. A la difusión de los contenidos a través de la radio y la televisión; en blanco y negro y en color. Con un canal, con el cable y con el satélite.
Estamos asistiendo a la revolución de los ordenadores "personales" y todavía no está muy claro si internet es libre ideológicamente. Técnicamente, lo es. Eso es lo único esperanzador, que la comunicación es rápida y el no querer comunicarse será (una vez superada la brecha digital) por primera vez en la historia reprochable e injustificable.
No sé qué tiene que decir la cultura durante este siglo. No sé si la tendencia es a la centralización o a la descentralización estructurada. El valor real de la tendencia, de la capacidad de influencia, del poder...
Respecto al Arte como definición, después de leer un rato y pensar otro rato más, creo que actualmente se queda coja. Se analiza en bases a un producto final teniendo en cuenta el proceso productivo, el efecto en el receptor y en la popularidad del/los responsables de la autoría.
Eso es una concepción errónea.
Antes pensaba que el Arte tenía dos caras: la cara que crea y la que interpreta. Ahora creo que sólo tiene una cara, la que interpreta. Desde el punto de vista del creador sólo puedo hablar de Artesanía.
El éxito de una obra, un autor, una corriente cultural, una generación incluso; sólo depende de la capacidad de sus autores de desarrollar un modelo de producción propio, no sólo a nivel metodológico o modus operandi, también intelectual: de consciencia propia de los límites entre realidad y ficción o modus vivendi. La búsqueda del reconocimiento en la obra a través del valor añadido en uno o ambos métodos.
El Arte, como yo empiezo a entenderlo, es tan subjetivo como amplia puede ser la interpretación de una obra. El sujeto decide si lo relaciona con otras obras, con su propia experiencia, con su ideología, con sus intereses, con los intereses del colectivo al que pertenezca, con su propia interpretación de la realidad o de la ficción... Es libre.
El artesano (según Picasso, el artista) es como un niño; empieza siendo libre, lo difícil es crecer y seguir siéndolo. Si se hace mayor y no se considera a sí mismo como un operario, es un artista.
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