Artículo del lector: La prosperidad económica en un mundo que cambia

Estamos en el ojo del huracán y , en medio de la corriente,  seguimos pensando “que tan sólo es una ventana que hemos dejado abierta”… El mundo en el que estamos inmersos no tiene nada que ver con el que vivió la anterior generación. No sólo eso: no tiene nada que ver con el mundo en que hemos vivido nosotros mismos hace sólo diez años.

Desde el inicio del siglo XXI hasta hoy ha cambiado nuestro entorno de forma descomunal. La globalización y su impacto en las nuevas tecnologías de red nos ha fagocitado desde sociedades y mercados estrechos, previsibles y rutinarios,  a sociedades y mercados terriblemente competitivos y de una complejidad de difícil gestión. El cambio social y cultural que se ha producido está presente en todos los medios, en cualquier reflexión seria… Ya no es una teoría . Es una obviedad . Lo inquietante no es la constatación del cambio sino nuestra incapacidad para adaptarnos a él. El mayor drama para muchas personas es la incapacidad de entender qué ocurre en nuestro entorno y reaccionar adaptándose al mismo manteniendo la línea de prosperidad.

Muchos parados siguen buscando “trabajo fijo y en nómina” sin advertir que posiblemente este esquema de trabajo prácticamente no existe.

Los empresarios sólo han reaccionado al cambio cuando han visto que las empresas dejan de ser rentables, cuando han entrado en pérdidas… Es así de triste… Sólo se empieza a advertir la crisis cuando ya no hay capacidad de reaccionar…

La crisis es una constatación colectiva de que vivíamos de prestado, de que estábamos en una burbuja que nos ha creado un sistema financiero perverso. La crisis sólo hace que sacarnos de una ficción de Matrix para traernos a una realidad pura y dura, ante la que tenemos que reaccionar y modificar hábitos y acciones… Si no somos capaces de analizar el mundo en que vivimos y pensar y actuar estratégicamente, a futuro, si no sabemos organizarnos para gestionar nuestro propio futuro, realmente “no tenemos futuro…”

Quizá lo que debamos potenciar es la inteligencia adaptada a los nuevos tiempos… y a la vez otra habilidad básica: la empatía. Para sobrevivir en un mundo convulso hemos de ser capaces de tejer redes de intercambio, redes para compartir recursos, redes de complicidades y de vidas alternativas… Ahí está una de nuestras claves de supervivencia y prosperidad.
Si no somos capaces de hacer una reflexión amplia y desarrollar nuestras habilidades empáticas, nunca entenderemos lo que ocurre a nuestro alrededor y siempre necesitaremos “gurús” que nos lo expliquen y nos cobren por ello… La asunción de la prosperidad del viejo paradigma no tiene nada que ver con la batalla por la supervivencia y la prosperidad en los nuevos tiempos… Ninguno de los sectores tradicionales son lo que eran…

Quedémonos ahí: triunfaremos si somos capaces de entender las posibilidades que abren las nuevas tecnologías y nos organizamos… Ganaremos si somos capaces de no sólo teorizar sobre todo ello, sino de actuar para generar propuestas prósperas… La mente próspera es una mente empática, capaz de escuchar y advertir oportunidades de actuar en pro del cambio. Los partidos de fútbol no se deciden en las declaraciones y en las rencillas previas al partido, sino en el partido en sí mismo. Sólo empatizando con las personas, con los entornos, escuchando, reflexionando y actuando en la dirección adecuada dará luz a nuestro camino y euros a nuestro bolsillo. Namasté

• Fuente: Artículo enviado por Ekolo-Bcn / actividades de bienestar y crecimiento personal en Catalunya