El pasado sábado acometí un acto socio cultural, una performance urbana-literaria para dar forma a un interesante proyecto usando el crowdfunding como hilo conductor. Otros lo podrán ver como un acto vandálico, pero no es el caso. Aunque la acción ha sido aplaudida por muchos, como original por estar en el marco claro de cosas fuera de lo común, hay otros sectores, más conservadores, que no les ha hecho tanta gracia que le invadan el islote. Me viene a la memoria lo de la isla Perejil y otras perlas del estilo.
Adelanto que esta vez hablé con la Confederación Hidrográfica del Ebro, y con la Comisaría de Aguas. Y aunque se quedaron sorprendidos, jamás fueron impositivos, ni se negaron de forma tácita al tal propósito. En ocasiones el ser humano reacciona con recelo ante lo desconocido. Porque cuando hay cosas que no se han hecho nunca se genera el debate, y eso está muy bien. Pero el fin no repercute a nadie de forma negativa, ni ha costado dinero alguno. Tan solo es una exposición temporal, breve; brevísima.
De todas formas pido disculpas por si alguien se haya podido sentir ofendido por el espectáculo, yo soy el único responsable. Estaré encantado de debatir, con educación, con los desencantados. Mañana intentaré retirarlo todo, quedará como si nunca hubiera pasado nada.
Ahora os muestro las fotos de todo el proceso y os explico qué hace eso allí.
Voy a publicar una novela, en la que puedes participar porque sigue abierta. Y resulta que Darío Waltari, viajero del futuro, vino a materializarse al pequeño islote. Ahí es donde guarda su máquina del tiempo. Sus enseres: una cafetera, un paraguas amarillo y una pancarta con un mensaje claro: Catorce años de silencio. Con él, trajo un grueso manuscrito donde nos avisa de los males que se ciernen sobre nuestro futuro. Su misión: que lo leías con cautela.
No puedo imaginarme qué será de esta ciudad, qué será de España y del mundo en el año 3028. Ahora lo sé, lo sé porque lo he leído. Ahora es vuestro turno.
Si queréis participar entrad aquí.
Agradecimientos:
A Elvira, Mario, Diego Marín A. del periódico La Rioja por la difusión, a Miriam y a mis padres por las fotos. Siempre da gusto implicaros en mis historias. Si no recuerdas cual fue mi primera operación: "Peluche herido", pulsa aquí.
¡Hasta pronto!
Israel Esteban