Asco
Las fiestas patronales habían vuelto tercamente, como cada año. La pequeña ciudad de provincias se preparaba para la sucesión de festejos que tendrían lugar a lo largo de siete días. El plato fuerte, como siempre, era la suelta de vaquillas, a la que era obligatorio acudir disfrazados. De hecho todo el mundo se disfrazaba, tanto los que corrían delante de los animales, como los que preferían ver el festejo sin más. Las vaquillas en realidad no eran tales, sino disfraces muy bien pertrechados con personas dentro que simulaban carreras, corneaduras y faenas entre aficionados con muletas. Pero la simulación era tan perfecta que en la ciudad se congregaban miles de personas para ver pasar a los corredores y a las falsas terneras.
Carrera de falsas vaquillas. Todos disfrazados. Todos. Todas. Se hizo la noche tras la carrera que transcurrió sin novedad, divertida, como siempre, y subida a la red y muchas veces compartida para solaz y sonrisa de cualquiera que viera esas imágenes. Los bares atestados, ninguno de sus parroquianos estaría en condiciones de coger el coche. Ni de razonar. Ni de pensar más que en satisfacer sus bajos instintos.
Moraleja:Existen algunos “hombres” que son incapaces de aguantar la visión de una mujer sin tratar de violentar su libertad. El problema es suyo. Que no se confundan, esos no son hombres aunque tengan setenta años, sino mocosos indecentes que proceden sin medir las consecuencias de sus actos. Los hombres de verdad tratan a las mujeres con respeto en todo momento y en todos los órdenes de la vida. Conocen y respetan el significado de la palabra NO. Los demás son, sencillamente, basura, todos ellos, cual sea la causa que aleguen para defender su atentado contra la libertad y la vida digna de las mujeres. El típico macho hipócrita que mataría por defender a su madre y hermanas, pero que no tiene reparos en destrozarle la vida a cualquier otra mujer. Trogloditas a los que les tiemblan las carnes porque peligra su estatus presunta y falsamente superior. Críos con mucho músculo pero poco cerebro.Un día, la mujer despertará. Y ninguno más se atreverá a robarle la dignidad.
Dedicado a nosotras, potenciales víctimas.