La sangre mana sin cesar, desbordando sus dedos, manchando su camisa mientras, con ojos desesperados, la ve alejarse. Soberbia y altiva es su asesina que, sin volver la vista atrás, se marcha después de arrancarle el corazón.
Revista Talentos
Las lágrimas anegan sus ojos, resbalan libremente por el rostro desprovisto de emoción.
La sangre mana sin cesar, desbordando sus dedos, manchando su camisa mientras, con ojos desesperados, la ve alejarse. Soberbia y altiva es su asesina que, sin volver la vista atrás, se marcha después de arrancarle el corazón.
La sangre mana sin cesar, desbordando sus dedos, manchando su camisa mientras, con ojos desesperados, la ve alejarse. Soberbia y altiva es su asesina que, sin volver la vista atrás, se marcha después de arrancarle el corazón.