Hay que reconocer que los argentinos son muy buenos para las ventas de labio, aquí en México desempeñan puestos muy importantes en el mundillo de la publicidad, el futbol o la industria, porque son buenos para los negocios. Allá en la Argentina publican libros al modo gringo, con títulos sugerentes del tipo Así se escribe un cuento y Cómo se hace una novela. Y, en seguida, niegan lo que se necesita: Un recetario o procedimiento, por lo menos un Norte, al estilo americano (capaz de publicar, si se venden, manuales para idiotas). Por esta razón, entre otras, he venido publicando el blog de mi primera novela.
Apenas recuerdo a Mempo Giardinelli por Luna caliente, una novela erótico-policiaca muy aplaudida por la redacción de Sábado, el suplemento cultural de Unomásuno dirigido por el maestro Huberto Batis (que se ve así mismo como un hombre casto) hacia finales de los 80s. De su segunda novela, Santo Oficio de la memoria, no tengo noticias.
Así se escribe un cuento no tiene más pretención que mostrar la cocina literaria de los grandes autores hispanoamericanos de cuento, a través de una serie de sabrosas entrevistas realizadas por el autor, director de la revista Puro cuento (si el impresor no pone cuidado es fácil escribir Puto cuento y otros dislates menos imaginativos, bastantes frecuentes aquí).
Si alguna vez sentí el llamado de una vocación fue cuando resulté en el lugar 14 del Concurso de Cuento Corto delTaller Literario Bernal Díaz del Castillo (1989), a juicio de Elena Poniatowska.
Así se escribe un cuento consta de tres partes: Los textos, una breve historia del cuento; Las entrevistas, diecinueve grandes autores hablan del oficio; El cuento mexicano contemporáneo, un breve repaso histórico realizado por uno de autores más leídos en los últimos 50 años, José Agustín.
El padre del cuento moderno es Edgar Allan Poe, al que reverenciaba el mismísimo Borges. El siglo XIX tuvo grandes autores: Leopoldo Alas "Clarín", Henry James, Anton Chejov, Robert Louis Stevenson. El cuento largo ( nouvelle) ya existía en el siglo XVI ( Novelas ejemplares). Como es sabido, pero olvidado, el cuento, como género literario, antecede por mucho al de la novela ( roman).
Cuento viene del latín contus, o cómputus, y significa llevar cuenta; en cierto modo, hacer que algo no se olvide. Como señala Edmundo Valadés, mencionando a Lubrano Zás: "llevar cuenta de una historia que se relata a fin de que ésta, como quería Horacio Quiroga, entrañe totalidad". (p. 16)
Dicho lo cual, para reconocer que estamos delante de un cuento, observamos como sus rasgos característicos un texto de cierta brevedad y autocontención, de ahí que sea fácil escribir cuentos y dificilísimo escribir buenos cuentos (es célebre el mini-cuento de Augusto Monterroso: "Y cuando desperté, el dinosaurio seguía ahí". Además es enigmático, ¿no?. Yo siempre he tenido la impresión de que el dinosaurio era Juan José Arreola, platicando toda la maldita noche sobre su pueblo con Juan Rulfo, en el departamento que compartían recién llegados a la capital de los imecas).
Por supuesto que no todo es teoría, también este volumen habla del oficio más solitario del mundo, para lo cual se incluyen sabrosas entrevistas con algunos autores: Antonio Skármeta, Enrique Anderson Imbert, Marco Denevi, Silvina Ocampo, Juan Filloy, Daniel Moyano, José Donoso, María Elena Walsh, Elsa Bornemann, René Avilés Fabila, Juan José Saer, Juan José Manauta, Adolfo Bioy Casares, Edmundo Valadés, Pedro Orgambide, Carlos Fuentes, Osvaldo Soriano, Bernardo Kordon, Angélica Gorodischer.
JLB murió en 1986, es la ausencia más notable de esta serie de conversaciones. El otro sería GGM, que ya estaba inalcanzable en los 80s. También se habla de Rulfo (muerto), Cortázar (muerto) y Quiroga (muerto).Una novela que Borges nunca supo, nunca pudo o nunca quiso escribir, se llamó El acercamiento a Almotázin, dice Marco Denevi (Cfr. p. 121). En su turno, Juan Filloy se refiere a la asepcia con la que escribía el maestro, los cuentos de Borges no tienen sudor ni sangre (vaya, ni los compadritos ni cuchilleros, pues), porque a su autor le faltaba vida vivida.
RAF: El cuento es simplemente algo que me gusta - René Avilés Fabila es autor de 400 cuentos y se considera a sí mismo más un cuentista que un novelista. Desgraciadamente, no se habla de lo que yo considero es el mejor cuento fantástico de RAF. Sin embargo, dice algo que considero puede aprovecharse: de joven, perseguió la obra maestra; en la madurez, sigue trabajando con rigor pero ya no le quita el sueño la obra maestra, considera que, en una de esas, y gracias a la disciplina o a la inspiración, pueda surgir, de repente, la obra maestra. Quizá ahora, que es maestro emérito de la UAM-X, tenga más tiempo para escribir, ya que en un país iletrado como México, es casi imposible vivir como escritor.
Carlos Fuentes: la redondez es la virtud y la limitación del cuento - El Premio Cervantes de Literatura 1987 se hallaba en Buenos Aires en enero de 1992. La entrevista se desarrolla en una sala del primer piso del Plaza Hotel. "Los textos buscan sus medidas, y las encuentran. Y por eso mismo uno tiene también fracasos espantosos. Por ejemplo, La cabeza de la hidra era un simple viaje en un pesero por la avenida Madero, y había una monja y una señora llena de pollitos, y el tipo llegaba al final de su viaje y se bajaba y entraba a un lugar desconocido y se acababa el cuento. Pero decidí convertirlo en novela, y no resultó... Yo creo que no me resultó por haber desnaturalizado el cuento principal." (p. 263).
Enrique Anderson Imbert: El cuento no se hace solamente con experiencias anecdóticas - Para el escritor y crítico literario EAI, el mejor cuento que ha leído en su vida es Enoch Soams, de Max Beerbohm, autor inglés amigo de Oscar Wilde. Se trata del cuento dentro del cuento, donde el autor acaba intercambiándose con el personaje en un argumento angustioso ya para el siglo XIX: el tema del fracaso del escritor.
El oficio del escritor - El escritor aspira a que se publique su obra, pues le interesan sus contemporáneos. Pero, adicionalmente, escribe también para el futuro, donde puede ser reconocido si el presente lo desdeña o margina. Para Daniel Moyano el escritor no debe fotocopiar la realidad, sino trasladarla al lenguaje literario. Sin embargo, yo creo que es una manera exquisita de atrapar una época, que puede servir para recordar, alimentar una nostalgia dibujando algunos detalles que nos funcionan dentro del mundo de papel que se está ofreciendo al lector. Para Mempo Giardinelli, hay una preceptiva mínima del cuento que, si se le domina, no garantiza nada. En eso le apoya Silvina Ocampo: "Pero fíjate que si se parte de una idea de cómo hay que hacer un cuento, me parece que el cuento sale mejor. Siempre es mejor hacer algo cuando se sabe hacerlo." (p.131) Pero para Marco Denevi ninguna técnica suple al talento, Petronio no sabía nada de técnicas y en el Satiricón hizo muy buenos cuentos. (Los críticos hacen literatura y los escritores libros). Por lo demás, se acusa a la industria editorial como responsable de que ya casi no se lean textos breves, siendo que el hombre moderno anda siempre a la carrera, por criterios comerciales prefieren vender libros caros de 800 páginas para que el consumidor se largue a leer un texto todo el verano. Hay ahí un hueco que vale la pena llenar: una editorial en provincia que publique cuentos o novelas cortas de magnífica calidad en un país renuente a leer so pretexto de que es "caro" (sin embargo, no se repara en comprar cigarrillos, beber cerveza o pagar por sexo). ¿Existe todavía la revista Puro cuento? Uno o dos números que compré en el Sanborns de la 2 Oriente ( Puebla) nunca tuve oportunidad de leerlos. Me pasa lo mismo con La pluma del ganso, quizá pueda inscribirme y mandar lo mío, pues funciona como una especie de club. (Alguien hace negocio con la vanidad del aspirante, ¿no es cierto?). Quizá lo cultive para premios literarios o, mucho mejor, ganar dinerito a través de short-stories (John Updike y la fórmula adocenada del cuento en Norteamérica). Recuerdo con fascinación el cuento de Stanislav Lem Las probabilidades en contra, su técnica de eliminación y reducción al absurdo me parece genial y entretenida, te enseña desde ya aquello de que la causa más sencilla es la más probable. Una antología preparada por Gustavo Sainz, Jaula de palabras, me aburrió tanto que nunca la terminé. No soy, en definitiva, un lector de cuentos, quizá porque la brevedad del texto exige toda la atención del lector, y yo prefiero tener la opción de distraerme y volver luego al redil.
Edmundo Valadés llevaba 15 años sin escribir una línea en 1986. (En junio de 1986 fue el Mundial de Futbol en México y yo terminaba mis estudios en la preparatoria Miguel Alemán). Había perdido la voz interior. No por casualidad, sino por flojera mental y carencia de disciplina. "Lo que escribí, lo escribí a saltos de mata". Edmundo Valadés es autor del ensayo Por los caminos de Proust. El legendario director-fundador de la Revista El Cuento y autor del volumen La muerte tiene permiso, que lleva más de 300 mil ejemplares vendidos desde 1955, confiesa haberse embarcado en proyectos de novela que jamás terminó, apenas unas cuantas notas. ¿Por qué la novela? "Porque si uno se cree, o se siente escritor, uno ambiciona decirlo todo. Esa es la ambición final, y primera, de todo escritor. Y donde eso es más posible, es en la novela, que como género permite acomodar toda una serie de elementos, vivencias, personajes, que el cuento no permite". (Cfr. pp. 242-243). Además de la disciplina, el oficio del escritor exige un arrojo, una entrega, que no permite evasivas ni excusas, que uno cuando ha tomado el hilo, lo tiene que seguir, tiene que "jugarse la vida en las palabras". (p. 244). Hay que atreverse a todo eso. Yo mismo tiemblo de pensar en las repercusiones de todo tipo por lo que he venido escribiendo. A veces caigo en la autocensura y borro.
Osvaldo Soriano: Para vivir también es necesaria la ficción - El cuento es ideal para trazar la pequeña epopeya de un personaje, recurso que deja plasmado en sus novelas, donde caben algunos cuentos a partir de sus personajes, pequeños afluentes discursivas en la novela-río. Yo he visto algo así en las 64 historias de Cerca del fuego, de José Agustín, "la más ambiciosa y lograda de sus novelas" (JEP dixit), quien elaboró aquí una sabrosa historia del cuento mexicano contemporáneo que figura al final de este volumen.
Preceptiva Mínima del Cuento - El ejercicio de la economía textual: consición, precisión (el valor de los adjetivos), densidad; lo abstruso y lo críptico. / Las diferencias y convergencias entre anécdota, historia, trama, tema y argumento. / Los tres momentos del cuento: gancho, nudo y desenlace. / La teoría del final: revelación, develación y estallido. / La imperiosa necesidad de mostrar, de pintar con trazos finos. El valor de lo que Nabokov llama los "preciosos detalles". (p. 60) / Valoración del momento amable que es la lectura de un cuento (estilo y tersura, humor y cordialidad). / El avance del suspenso. / El delineamiento de los personajes, creíbles y vivos. / El valor de la escenografía, el sentido del espacio, el universo creado. / El ritmo interno, velocidad narrativa, pausa y remanso.
Dice Giardinelli, parodiando a Rimbaud: el escritor es un visionario o no es. El cuento ofrece una concepción del mundo, la de su autor, quiéralo o no, expresa la posición ante la vida que tiene el escritor. Cuanto mejor y más cultivada sea esa concepción, más amplios serán los contenidos de sus cuentos. De ahí la importancia de la lectura. "Por eso en mis talleres la lectura de cuentos clásicos y contemporáneos, semana a semana, es obligatoria. Porque pienso que no se puede ser buen escritor si no se es, primero, un gran lector". (p. 54)
Así se escribe un cuento me ha convencido de que mi camino está en la novela, género que más se acomoda a mi capacidad y temperamento. Quizá tendría mejor oportunidad de publicación, ya sea en el formato de libro impreso o electrónico. De hecho, a la preceptiva mínima del cuento, el texto de Mempo Giardinelli y las entrevistas también aportan varias ideas sobre el género novelístico, ya que el cuento se distingue de la novela corta, del relato, de la poesía en prosa y de la fábula. Me ha tomado casi un año leer a completo este libro pero ha valido mucho la pena. Si te interesa adquirirlo, pido 100 pesos más gastos de envío. O si lo prefieres, también podría interesarme intercambiarlo por uno equivalente, digamos Teoría y Técnica del cuento (1979), de Enrique Anderson Imbert. Envía un correo electrónico a dukespeaksproject@@gmailDOTcom
Mempo Giardinelli, Así se escribe un cuento . Grupo Patria Cultural / Nueva Imagen. Colección Plaza Mayor. Primera edición: 1998. México, DF. 307 pp.
