Eres tus temores, tus silencios, tus palabras, tus risas, tu seguridad, tus dudas, tus oscuridades, tu luz, tu transparencia y tu opacidad, tu perfección y tus taras. Y así te quiero.
Cada rincón de tu mente y cada centímetro de tu piel, de tu alma y de tu cuerpo, cada mirada y cada gesto, cada minuto regalado, robado, generosamente cedido y egoistamente tomado.
Quiero cada tatuaje que la vida te hizo, cada herida y cicatriz.
Quiero cada pregunta sin respuesta y cada respuesta a preguntas que no se formularon jamás.
Quiero leerte, hacerte verso y prosa, escribir sobre tu piel y ser tu pergamino.
Te quiero a pequeñas dosis y a grandes cucharadas.
Hartarme de ti y quedarme con ganas.
Te quiero con la clarividencia de un profeta y a ciegas.
Así te quiero.