Foto:Édouard Boubat.Café Tartine Paris 1980
Se fijó en la joven que los había atendido y se preguntó qué posibilidades tenía de prosperar, de conocer algo diferente, de cultivarse, de vivir. Permanecería varada en aquel lugar, sirviendo café a los viejos del pueblo, pelando patatas, fregando las baldosas del suelo una y otra vez. Para mucha gente, la felicidad debía consistir sin embargo en eso: ocultarse en una rutina que preserva del dolor. En la vida, el riesgo estribaba en aspirar otras cosas, en hacerse ilusiones, en creer que mereces algo por el simple hecho de estar vivo
Fragmento de: Donde nadie te encuentre
Alicia Gimenez Bartlett