Los mercados financieros se echaron a temblar el pasado 22 de Mayo cuando el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, advirtió que la FED estaba debatiendo el momento de dar por finalizada la actual política monetaria expansiva. El objetivo de dicha política era empujar a los consumidores a gastar y a las empresas a invertir, con unos tipos de interés próximos a cero durante un largo periodo de tiempo y mediante la compra de activos financieros que liberaran los balances de los bancos.
Se denomina "tapering" a la reducción paulatina del QE3 -compra de activos por valor de 85.000M $ al mes entre bonos gubernamentales y activos ligados al sector inmobiliario- actualmente en vigor, lo cual está previsto comience a suceder a finales de este mes para completarlo a mediados de 2014, cuando la economía de Estados Unidos crecerá a ritmos cercanos al 3%, tendrá una tasa de paro por debajo del 7% y una inflación inferior al 2%, según las previsiones de la propia FED -quizá algo optimistas-. El balance de la Reserva Federal acumula 3.700.000M $ en activos frente a los 894.000M $ a inicios de 2008.
Esta forma de actuar, probada ya en Japón el año 2001, ha ayudado a evitar la deflación y depresión de los años 30. A pesar de que es debatible que el "quantitative easing" haya ayudado a impulsar el crecimiento económico, parece claro que ha tenido sus efectos, muy especialmente en algunos activos financieros.
Mientras algunos advierten de las amenazas que el fin del QE3 conllevará, con implicaciones catastróficas para la economía, otros, como Fidelity, destacan que el "tapering" no es un endurecimiento de la política monetaria, sino que esta seguirá siendo acomodaticia, aunque no tanto porque se frenarán las compras, lo que no quiere decir que la FED vaya a iniciar las ventas de activos en balance y vaya a inundar el mercado -esto sí sería un endurecimiento de la política monetaria y no está previsto que ocurra hasta que la inflación suba por encima del 2% de forma clara-.
¿Y Siria, qué pinta en todo esto?
Según Credit Suisse podría ser una pieza clave en el puzzle para mantener el QE3 en vigor, a pesar de que una mayoría creciente de analistas opina que la FED anunicará en su próxima reunión del 18 de este mes de Septiembre el calendario para reducir los 45.000M $ de compras en bonos y 40.000M $ en bonos ligados a hipotecas. El banco suizo cree que la situación en Siria podría ser el "black swan" que desencadene una oleada de tensiones geopolíticas que devolvería la inestabilidad a los mercados financieros y, por ende, a la economía real, lo cual dilapidaría las previsiones y retrasaría el fin del QE3. Aún así, el banco cree que la FED reducirá en 20.000M $ el tamaño de sus compras desde los 85.000M $ actuales.
El mayor riesgo al finalizar el "quantitative easing" es que producirá -de hecho ya lo está haciendo- un repunte de los tipos de interés, lo cual podría entorpecer la recuperación económica, no sólo la de Estados Unidos, sino la frágil recuperación europea u otras como la economía china -en plena desaceleración-. Y si los tipos de interés aumentan, ello desembocaría por tanto en un endurecimiento de la política monetaria, lo cual derivaría a su vez en un menor ritmo de crecimiento, renovándose -como si de una rueda se tratase- las peticiones para que la FED relajara su política de nuevo.
El final del QE3 podría ser más complicado de llevar a cabo que lo inicialmente previsto dado que su efecto no se concentrará sólo en Estados Unidos -ya hemos visto desde Mayo repuntes de los tipos en el bono a 10 años, T Note, de 130 puntos básicos hasta casi el 3%-, sino que también podría impactar en otras economías por los vínculos económicos que muchas de ellas tienen con el dólar americano, el cual se ha fortalecido durante los últimos meses, forzando a algunos países emergentes a vender reservas -oro principalmente- para compensar la repatriación de dólares proveniente de estos países. Algunos de estos países, como Brasil, India, Indonesia o Turquía han elevado los tipos de interés para tratar de compensar la caída de sus divisas -vía pago de mayores retornos, por tanto- al tiempo que han equilibrado sus balanzas de pagos. Pero a pesar de los riesgos que a corto plazo existen en los países emergentes, persisten oportunidades dada la demografía favorable, abundancia de materias primas, una clase media al alza, políticas incentivadoras para las empresas, gran capacidad de ahorro y unos costes laborales bajos que seguirán trazando el camino hacia la industrialización de estos países, tal y como describe Fidelity en su último informe.
Pablo del Barrio QuintanaAgente de Inversis BancoRafael Calvo, 31, Bajo, 28010 Madrid - EspañaTel.: +34 91 310 02 02pablodelbarrio@grupovisanco.comwww.pablodelbarrioquintana.esLinkedin Facebook Twitter