Atiende al corazón
que espera tus latidos
y guarda, reverente,
el canto de los mirlos.
No le hagas esperar,
se encuentra estremecido,
pendiente de tus pasos
por sendas y caminos.
Es faro vigilante,
linterna en el vacío,
un punto en la distancia
que lleva al infinito.
Por eso no le agobies
y entrégale tu sino,
el néctar de la sangre
y el alma con su brillo.
Quizás encontrarás
la rama del olivo,
la estrella vigilante
guiando tu destino.
La mano de aquel ángel
que ansiabas desde niño,
y puede que el cometa
te llegue sin pedirlo.
Es fácil comprender
todo esto que te digo,
dejando un corazón
al tuyo bien cosido.
Campanas en la noche,
repican con aliño,
y un hombre por la playa
camina con su cirio.
"...Atiende al corazón
precisa de cariño,
y un beso de tus labios
bien puede conseguirlo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
25/03/16