Aurelio,
Antonio Rubio - Federico Fernández,
Kalandraka, 2016
Un murciélago quiere estar bello y busca nombre. Decide jugar con las vocales y encuentra el nombre de su vida, uno bien sonoro: Aurelio. Entre Aurelio y murciélago hay algunas semejanzas, la evidente es que ambas palabras contienen las cinco vocales. Y este encuentro feliz es lo que le da pie al autor, Antonio Rubio, para escribir una deliciosa historia rimada en donde las vocales son las verdaderas protagonistas. Los versos van creciendo poco a poco y el ritmo es el señor absoluto de los mismos. Con metáforas sencillas y efectivas, onomatopeyas, juegos de rimas y, como acabamos de decir, un ritmo muy marcado, se va escribiendo este poemario que introduce a los más pequeños en el fascinante mundo del abedecedario, en este caso, de las vocales. Así, por ejemplo, la a va con "la/sal/al/mar." o "Con una i, / la flor de lis/ para ti" e, incluso, "Con una o, /sale el sol,/ pinto un dos,/ tengo tos,/ digo flor".El murciélago, no contento con encontrar su nombre, se anima y, finalmente, empieza a robar aquellas palabras que contienen las cinco vocales y la diversión llega a su punto máximo con este juego de palabras tan ocurrente y fresco.Las imágenes que se encadenan en los versos, directas, jóvenes, recién creadas, están en la línea de la poesía de Gloria Fuertes puesto que juega no solo con los significados sino con los sonidos y da una nueva oporunidad a palabras cotidianas que, gracias a estos versos, encuentran su momento de gloria.Las ilustraciones de Federico Fernández, por otro lado, se enredan con las palabras, las protegen y las realzan, muestran cómo las vocales aparecen en los sitios más insospechados y, gracias al color y al fondo neutro, logran que el lector no solo paladee el verso sino que encuentre, entre las divertidas imágenes, a las vocales juguetonas que quieren esconderse.En suma, Aurelio es un texto original, lleno de luz y de fuerza que gustará a aquellos que aún no saben leer y encantará a los que ya leen. Su propuesta lúdica se puede aplicar a nuevos juegos que permitan ir encadenando palabras y aumentando el número de sílabas. Un buen regalo, sin duda.