Revista Diario
Austepidez
Publicado el 12 septiembre 2011 por BloggermamAustepidez. Dícese del vocablo que aúna la austeridad y la estupidez. En definitiva ser austero de modo estúpido. Por ejemplo dejar de comer para poder comprar un reloj último modelo que marque con exactitud el tiempo que falta para morir de inanición.
Llegaron las vacas flacas y los graneros están vacíos. El estado ya no tiene dinero para seguir viviendo de la apariencia, y sin embargo cuesta renunciar a la vida de nuevo rico. Este síndrome es el que padece la clase que está por encima de los que se creen clase media. Bueno, también la clase media sufre en algún modo este síndrome de nuevo rico, pero ya se está acostumbrada a vivir como clase "MecachisQueNoLlegoAFinDeMes".
Llegan tiempos de austeridad porque así lo dicen desde el corazón de Europa. Hay que hacer recortes e independientemente de si el estúpido empuña la moto sierra con la mano zurda desde el gobierno central, o con la derecha desde su taifa autonómica. Todos cortan por el mismo sitio: el del pobre, el lado que menos afecta a su estilo de vida adquirido a base de libar impuestos desde los despachos del poder.
No deja de ser paradójico hablar de austeridad cuando se ha dado una gran cantidad de dinero público a las entidades financieras para que no quiebren -como cualquier otra empresa que ha hecho malos negocios- o que incluso mantengan ganancias ingentes.
Pero lo que es demencial es aplicar la austeridad recortando presupuesto de la educación y de la sanidad públicas, a mi juicio, los pilares innegociables de la sociedad. Necesitamos que cada generación tenga una mejor formación porque el capital humano es el único que evitará que vayamos de desastre en desastre.
Educar, que no es sólo formar, dotará a las siguientes generaciones de las armas suficientes para defenderse de especuladores, avaros, usureros, visionarios y taimados aduladores; para dejar de ser una masa que asiente sin pensar frente a las arengas de fatuos líderes, títeres de los poderes que no están en las instituciones.
Es indecente que los políticos se pongan de acuerdo para podar la educación pública, cuando se mantienen las ayudas a la educación privada, cuando se mantienen asignaciones a las entidades religiosas, cuando las instituciones siguen derrochando dinero en campañas publicitarias absurdas y en campañas electorales superfluas, cuando el sistema fiscal hace aguas cuando se enfrenta a quienes poseen rentas altas, mientras vampiriza a los que no tienen abogados caros para defenderse.
La maniobra para conseguir una educación deficiente y una sanidad defectuosas públicas para pobres, mientras que la calidad y la excelencia se reserva para entidades privadas a las que se tiene acceso mediante dinero y contactos, apesta a trasnochados clasismos autocráticos.
Es notorio que el sistema educativo lleva décadas haciendo aguas y con unos resultados nefastos. Prueba de ello es que de haber llevado la educación de este país de forma medianamente razonable durante los últimos treinta años, los que estarían protestando masivamente en las calles por los recortes en educación serían los padres, en lugar de los profesores.
keagustitomekedao