Han transcurrido 62 dias desde que los españoles ejercimos nuestro derecho a voto el pasado 20 de Diciembre. Aquella noche quedo evidenciado que las mayorías absolutas ya forman parte del pasado. Pero también los ciudadanos han enviado otro mensaje otro mensaje muy claro. No quieren de candidato ni a Mariano Rajoy ni a Pedro Sánchez. En caso contrario, cualquiera de los dos hubiera obtenido escaños suficientes para que, al menos, pudieran gobernar con mayoría simple.
Es evidente que la solución pasa, como sucede en nuestro entorno europeo, por un gobierno de coalición. Pero, ¿a qué precio? Ha costado mucho esfuerzo, trabajo, sacrificio y, como se dice popularmente, sangre, sudor y lágrimas, recorrer el camino desde el año 1975 hasta hoy? Pero seriamos muy poco responsables si aceptamos pactos en los que, de entrada, se exigen sillones, lineas rojas y, lo mas grave, columpiarse sobre la Constitución como si fuera papel mojado.
Nadie discute que la Carta Magna, como todo en esta vida es susceptible de modificación, pero cuando llegue el momento y con un amplisimo consenso parlamentario y social. Mientras llega ese dia, respeto absoluto.
Pero tampoco podemos estar semanas y semanas con reuniones y dimes y diretes comprobando a todas luces que el problema reside en las calles madrileñas de Genova y Ferraz. ¿Tanto cuesta hacer una auto crítica interna, convocar un congreso interno y permitir que los militantes opinen? Seguramente con dos candidatas, ambas con experiencia en presidir dos de las principales comunidades autónomas de España, el problema estaria resuelto. Digo, se trata de talla política, de dignidad y de respeto a la sociedad española. Asi de fácil.