El resultado fue doblemente desastroso:
- No llegué a tiempo de celebrar mi propio cumpleaños bloguero. Con más de 6000 comentarios sólo logré contabilizar año y medio.
- Me quedó el sabor agridulce de comprobar la cantidad de buenos lectores que había tenido y que habían cerrado su blog. Parece complicado mantener un blog durante años. No, no lo parece: lo es.
Aún así me quedó con el placer de comprobar que había compartido años de blog, con una gente estupenda que llegó por casualidad, como decía Amaral, pero se quedaron. Y cuentan entre mis amigos, aunque mi timidez me haya impedido dar el paso de desvirtualizarlos. Aunque todo se andará.
Y como la mayor "comentadora" que he tenido nunca siempre me anima a desnudarme desde su faro. Voy a hacerle caso y descubrir algunas curiosidades de este blog.
Lo primero de todo es confesar que tengo suerte. Creo que para ser un blog personal rondar las 15.000 visitas mensuales está muy bien. Y eso que ni hablo de tecnología, ni de juegos, ni hay sexo explícito, ni me respalda ninguna empresa, ni grupo editorial, ni ná de ná.
Lo siguiente es que tengo un grupo de seguidores fieles, que me aguantan mucho, pero mucho. De hecho soy consciente de que cuando no les gusta lo que pongo no comentan y pasan de puntillas esperando que otro día haya una entrada más de su gusto. Es como la comida de la abuela, que está muy buena, pero un día te mete sin avisar un plato de lentejas y... se hace duro seguir amando sus dotes culinarias.
Una cosa importante. Este blog, es un blog personal, con ello quiero decir que es como tú mismo. Un día me levanto de buen humor, otros días triste, o indignado con la última tropelía que da vueltas por las noticias, o romántico y siempre, siempre vago.
Por ello no me sorprende ver cómo las suscripciones al blog suben y bajan periódicamente. Y entiendo que mucha gente deje de leerme porque este blog despista. Lo mismo un día llegas de nuevas y te encuentras una entrada graciosa y crees que es un blog de humor, te entusiasmas y te quedas; pero después de unos días ves un relato, te duermes, y te vas. Otros llegan y ven los relatos y se quedan hasta que ven como critico y critico, o me saco de la manga una gansada, y se van. Y como lo mismo reparto para izquierda que para derecha, hay lectores que le gusta como critico, hasta que las críticas caen de su lado político, y se van.
Así que a todos los que habéis aguantado los envites de mi ir y venir de un tema para otro: os felicito...no que narices, me felicito a mi por haber encontrado gente con tanta paciencia...y buen gusto :-P
Periódicamente hay episodios de indignación sobre la forma de contabilizar los votos en bitácoras o del abuso de poder que ejercen los usuarios con mucho karma en menéame. El resultado es que muchos se dan de baja o dejan de linkear con estos sitios.
Del último caso me enteré por Lamar, pero no es nuevo. Es una pérdida de la inocencia bloguera que ya he visto antes, con Froilán, Paco Galván, Adolfo Suárez o Juan Carlos López.
Mi opinión es que tanto menéanme como bitácoras son empresas. Una empresa debe ganar dinero y para ello usa sus armas. Hace lo que quiere en su beneficio. No quieren que en sus portadas haya blogs personales de gente anónima, que no representan a ninguna marca y que tienen pocas visitas. No son rentables. Las marcas son clientes potenciales. Les interesa consumo rápido que se hable de la última viralidad, del estreno más reciente, del último gadget, una curiosidad atrayente. Algo corto, pin-pan, ya está. No importa que se repita, no importa que el contenido no sea original, sólo hay que generar visitas, movimiento. Una entrada sobre algo personal, una reflexión que te invite a meditar, tu último éxito, algo que tenga más de 25 líneas...no es negocio.
Pero tanto menéame, como bitácoras y otros sitios con menos éxito, son un mal necesario para los blogs personales; porque generan tráfico y a modo de juego de azar un desconocido puede caer en tu blog y quedarse. Es difícil conseguir lectores fieles, y yo no pienso renunciar a ninguna oportunidad. Sé que hay usuarios de bitácoras que no se quedan en la portada, que buscan más allá de la página 7 y que pueden encontrar una entrada que les llame la atención, tuya o mía, da igual.
Aún así el tráfico que recibe mi blog de bitácoras es prácticamente nulo un 0'2% este último mes. De la blogteca de 20 minutos hubo un fascinante 0'3% y como eco de haber quedado finalista el mes anterior. Menéame superó el 3% gracias a un par de entradas que algún anónimo lector subió y que fueron fusiladas inmediatamente por los guerreros del karma.
¿Pero de dónde vienen las visitas? En mi caso más de la mitad de las visitas vienen de mis asíduos lectores y de cómo las envían por twitter a sus amigos. Creo que en este momento es la mejor forma de dar a conocer una entrada. Si le gusta a alguien la rettwiteabloguero.
El otro gran generador de visitas para mi blog es Eugenio. Sí el de "saben aquel que diu...". Sí el chiste del eclipse contado por eugenio es la entrada que más visitas me reporta, un 7% de forma más o menos constante. Es con mucho la entrada más visitada de mi blog, más incluso que aquella que petó menéame con el ranking de nominados para estrellarse contra Hamilton hace un par de años.
Me rindo a la evidencia. Muchas visitas llegan de Google a mi blog buscando chistes, tetas y enfadándose bastante al ver mi particular visión de los derechos de los presos. Es decir, nada de lo que habitualmente me guste escribir. Pero ello no me desanima. Esto sigue siendo mi blog personal y yo seguiré caminando, a pesar de las lagunas de inspiración que todos sufrimos, las obligaciones que hay fuera del blog y de la dificultad intrínseca de crear contenido propio en cada entrada.
Seguro que a pesar de este tostón que me apetecía soltar, alguno continuará caminando conmigo.
A todos y todas. Besos y abrazos. Repártanse según el gusto de cada cual.