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¿Autobronceador o Rayos UVA?

Publicado el 28 abril 2010 por Itato

Llega el buen tiempo y con él la obsesión cada vez más extendida de estar morenos. Aunque son muchas las personas que durante todo el año son asiduas a  las cabinas de rayos UVA, con la llegada de los primeros rayos de sol, el aumento de población que acude a darse estos baños de color aumenta considerablemente.

Son muchas las voces que se alzan a favor y en contra, por ello es necesario saber con exactitud cómo inciden y qué consecuencias tiene la exposición repetida a rayos UVA.

Lo primero que hay que saber es que los rayos UVA no son inocuos, son los responsables de la pigmentación inmediata de la piel y del bronceado de retardo. Penetran lentamente en las capas más profundas y causan cambios en la vasculatura sanguínea, manchas, envejecimiento cutáneo -al destruir el colágeno que aporta elasticidad a la piel- y lesiones precancerosas (queratosis actínicas), aunque se han considerado a menudo inofensivos.

Las máquinas bronceadoras deben de tener filtros que eliminan las radiaciones ultravioletas del tipo B, que son las que mayor perjuicio conllevan para la piel, y permiten que tan sólo pasen las del tipo A (de ahí la denominación UVA), que son las responsables del bronceado rápido. Aunque los del tipo B, y más peligrosos son eliminados, los del tipo A afectan a las fibras elásticas de la piel, su acumulación produce, a largo plazo, envejecimiento y lesiones precancerosas.

¿Qué dice la OMS?

La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud publicó en julio de 2009 una recomendación en la que desaconsejaba la exposición a este tipo de aparatos. Según explicaba, el potencial cancerígeno de las radiaciones es determinante para aumentar las posibilidades de desarrollo de la enfermedad, clasificando las cabinas bronceadoras en la primera categoría de riesgo de cáncer.

Los expertos del grupo de trabajo monográfico de este centro ligado a la OMS publicaron sus conclusiones en la revista The Lancet Oncology, que concluyó que el riesgo aumentaba hasta un 75% cuando los rayos habían sido tomados por menores de 30 años.

La mutación genética característica causada por la radiación solar ultravioleta (UV) ha sido atribuida durante largo tiempo a la radiación ultravioleta B (UVB). Sin embargo, la misma mutación fue detectada en la piel de ratones tratados con radiación ultravioleta A (UVA) y en tumores de piel de ratón inducidos con rayos UVA. Por este motivo la IARC reclasificó la radiación UV al completo (UVA, UVB y UVC) como carcinogénica para los humanos o grupo 1.

Si decides darte rayos UVA debes saber…

  1. Lo primero debes asegurarte que la máquina esté en perfectas condiciones, cualquier instalación debe informar sobre los posibles riesgos a los que te expones, el tiempo límite de cada exposición, la periodicidad y, sobre todo, si tu piel es apta para ello.
  2. Segundo, siempre debes tomar estos rayos UVA con gafas homologadas.
  3. Tercero. No se debe sobrepasar las 20 ó 30 sesiones anuales y es conveniente dejar, como mínimo, 48 horas de descanso entre cada sesión. Para prolongar el bronceado se debe utilizar sustancias hidratantes, que evitan que la piel se seque, se pele y pierda color.

Según la normativa para el sol de la Unión Europea, no se deben utilizar las cabinas de rayos UV si:

- Se tiene un tipo de piel 1 ó 2 (piel muy clara y sin pigmento, rubios y pelirrojos).
- Se es menor de 18 años.
- Se tienen muchas pecas o lunares.
- Se es proclive a tener manchas en la piel.
- Cuando era pequeño se quemaba con facilidad.
- Ha tenido cáncer de piel.
- Embarazadas.
- Lleva maquillaje, puesto que muchos cosméticos acentúan la sensibilidad a los rayos UV.
- Toma medicamentos, en cuyo caso debe consultar al farmacéutico.

Tanorexia, cuando llega a la obsesión

Tanorexia viene del inglés taning que significa broncearse. Es la adicción al bronceado por la cual una persona genera una necesidad obsesiva para lograr un tono de piel más oscuro, ya sea tomando el sol al aire libre o en cabinas de rayos UV, que nunca puede alcanzar al creer tener un tono mucho inferior al real.  Como sucede con la anorexia, los tanoréxicos nunca están a gusto con su color de dermis. El empeño por alcanzar su ideal de belleza llega a grados compulsivos y graves. Así como quien sufre de anorexia se ve siempre con sobrepeso, los que tienen tanorexia se ven “no muy bronceados” o hasta pálidos, aunque no lo estén.

Según un estudio publicado en ‘Archives of Dermatology’, los adictos a este tipo de prácticas son más propensos a sufrir síntomas de ansiedad y a consumir sustancias como la marihuana. Dicho estudio se realizó a un total de 229 estudiantes de EE.UU. quienes debieron de responder a cuestiones como: ‘Cuando te levantas por la mañana, ¿quieres utilizar una cabina de bronceado?’ ‘¿Crees que necesitas dedicar más y más tiempo en estos espacios para mantener un color de piel perfecto?’. Los resultados indicaban que un 69% de los participantes cumplían los criterios de una persona con adicción.

La alternativa saludable

Los autobronceadores son la opción más saludable y segura para estar moreno en todas las  épocas del año. Hoy en día existe una nueva generación de cremas y toallitas autobronceadoras que permiten conseguir un tono bronceado en pocas horas sin la necesidad de exposiciones al sol o a rayos UVA. La responsable del efecto bronceado es la dihidroxicetona (DHA), que al entrar en contacto con los aminos libres de las proteínas cutáneas produce una reacción química que colorea la superficie de la piel sin necesidad de que se active el mecanismo de bronceado.  Se trata, por tanto, de un proceso de coloración muy diferente al de un bronceado solar y que permite sortear los efectos nocivos de éste, obteniendo un resultado estético similar. Los componentes de estos cosméticos son inocuos para la salud.

Es importante resaltar que los autobronceadores no protegen del sol.

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