Temas inconexos que tienen mas sentido del que pudiera parecer. Por norma general creo que en mayor o menor medida todos tenemos conductas autodestructivas, el mundo extremadamente competitivo en el que vivimos nos presiona, la tendencia actual de ocultar el fracaso a los niños para que crezcan “en buenos ambientes” no deja de ser una tendencia errónea que genera adultos dependientes y vulnerales que no han aprendido a fallar, que no han convivido con el fracaso, donde la cultura del esfuerzo no se inculca en los colegios, lo que nos lleva a tasas récord de consumo de antidepresivos, ansiolíticos, estrés, problemas de salud mental y a lo que unimos como he dicho el mundo competitivo en el que vivimos, donde tener estudios superiores no te garantiza absolutamente nada si no eres el mejor entre un gran número de aspirantes.
Por eso las conductas autodestructivas y de motivación forman un continuo, un equilibrio que no se debe romper por el bien de nuestra salud mental. En mi caso diré que las conductas autodestructivas de alguna u otra forma han estado siempre presentes de manera relativamente controlada (o al menos eso me gusta creer a mi) cual drogadicto que no asume que tiene un problema con las drogas o que el controla, esa es la situación en la que por momentos siento que me encuentro, cierto es que infringirse dolor o sufrimiento de forma premeditada no es una conducta saludable ni sana, pero en cierto modo mi forma de afrontarlo me ayuda a sentirme fuerte, a superarme, a motivarme.
A lo largo de mi vida he evolucionado en torno a esta tendencia, primero recurría al dolor físico con practicas deportivas que me llevaban al limite, la falta de oxigeno, pulsaciones desorbitadas, respiración acelerada, cansancio extremo, agujetas, incluso desmayos, vómitos, en definitiva dolor, a corto plazo que me hacía sentir vivo, capaz, fuerte, sentía que mentalmente era capaz de superarlo y al mismo tiempo esa descarga de adrenalina, testosterona y endorfinas hacia que esas experiencias fueran extremas pero adictivas, si no lo tenía lo echaba de menos, me generaba ansiedad cual drogadicto.
Después del deporte extremo llego el alcohol, beber sin control en la que sin duda ha sido la conducta mas autodestructiva de mi vida, donde mas daño he hecho a mi cuerpo de forma completamente deliberada, escudándome en que era divertido, pero en el fondo me autoengañaba, pues el motivo por el cual lo hacia era muy diferente, de nuevo llevar el cuerpo y la mente al limite, dolor y sufrimiento pero sin la motivación que había detrás del deporte, única y exclusivamente dolor vacío, sufrimiento.
Por suerte esa etapa no duró demasiado en mi, después de varios meses con una conducta bastante dañina hacia mi persona experimente la tercera gran fase que fue mi travesía por Europa con una mochila sin apenas dinero y con ganas de aventura, fue duro, de nuevo lleve mi cuerpo al límite, pasé hambre, frio, cansancio, miedo, pero de nuevo la motivación estaba del otro lado, sentir que era capaz de hacerlo, de superarme, el sufrimiento era innecesario, tenía dinero para comer, no tenia por que dormir en la calle como un vagabundo, sin embargo lo hice y me demostré a mi mismo que podía salir adelante.
Concluir que las conductas autodestructivas son el día a día en la sociedad actual, en el mundo que nos ha tocado vivir, récord de suicidios, antidepresivos, ansiolíticos, adolescentes sin cultura del esfuerzo, sin tolerancia al fracaso, generación de cristal... está en tu mano hacer que estas conductas sean enriquecedoras, te ayuden a crecer, te enseñen o simplemente sean conductas vicias sin mas, en mi caso casi siempre he sabido aprender de ellas, creo que son aspectos constantes en mi vida, nunca las dejaré de lado, por momentos buscaré llevar mi cuerpo al limite, desafiarme a mi mismo, pero ya no lo haré sin sentido como sucedió con el alcohol, por suerte he tenido a personas a mi lado que me han ayudado, que han estado ahí, no podemos vivir la vida solo, necesitamos recorrer el camino acompañados, somos el resultado de la influencia y el apoyo de decenas de personas, nadie esta solo, siempre puedes pedir ayuda, siempre hay alguien dispuesto a ayudar… la motivación y la autodestrucción parecen opuestos, pero en muchas mentes juegan un equilibrio perverso, de nosotros depende mantener dicho equilibro para ser mejores, para aprender que hay caminos que no queremos recorrer y que en nosotros esta el potencial de llegar a cualquier parte, cumplir nuestros deseos y sueños si ponemos el trabajo, la disciplina y el esfuerzo necesario para conseguirlo, sacrificio, esfuerzo y superación, la frustración y autodestrucción formaran parte del camino, pero nada de eso debe detener nuestra motivación.
El camino a tus sueños no es un camino fácil. Quien no arriesga no gana.