Ante el alud de amables visitantes interesados en conocer lo que hay detrás de ciertas fotografías de este cuaderno de bitácora electrónico (nada menos que dos personas, tres ya serían multitud y no estaría exagerando descaradamente mientras navego sin rumbo fijo por uno de los océanos de la informática, acaso por el más singular pues en sus aguas tantas veces embusteras uno puede ser una y una puede ser uno), estimo conveniente, no disparatado en todo caso, comentar algo sobre esas imágenes no tanto para satisfacer curiosidades como para rendir homenaje a sus autores. Allá voy.
Fue tomada por José García García, más conocido en el Valle del Nalón como Cavite, minero además de popular fotógrafo. Falleció a los 90 años y sus restos reposan en el cementerio parroquial de Sotrondio (de haber otro barrio, un barrio de almas, que su espíritu espere en él por el mío muchos años, que tengo miedo digan lo que digan los curas y prefiero besar a la vida, al menos mientras no padezca dolores inmunes a los medicamentos, que a la muerte).
Ignoro quién me fotografió, es probable que algún compañero o alguna compañera en esto de juntar letras porque periodistas desplazados al evento no había ninguno (sí se habrían desplazado, raudos y preguntones, de haber sido uno de nosotros algún político de derechas o de izquierdas o del centro o del este o del oeste, pero los que allí estábamos solo mentíamos, como mucho, para entretener, cándidos como las palomas de la paz).
Fue la última vez que actué en público (desde entonces desaparecí de los escenarios literarios porque me dio por ahí, no por la ausencia de informadores profesionales en Pravia) y por eso la elegí para representarme: a falta de pan, buenas son tortas, como diría mi querido Sancho Panza.
OTROSÍ:
Puesto a confesar, también me declaro culpable de apropiarme de la fotografía donde sí se ve mi pueblo, esta vez hallada en andarines (Antón Martín el autor). En este sitio no hallé el modo de pedir permiso por ningún lado, así que la copié y corrí como un contumaz ladrón de imágenes. Está incluida en la primera entrada de este blog, titulada ENTRE DOS MUNDOS. Es mi lema pues entre dos mundos vivo: uno real, por desgracia, y, por fortuna, idílico el otro.