Una
de las caras de la
Calidad Educativa es la relacionada con la Inclusión. No es
posible pensar en una educación de calidad, en un contexto excluyente.
Uno
de los aspectos necesarios a considerar, el la atención a la diversidad ¿Puede
hacerse esto desde un enfoque único y estandarizado? ¿Qué rol cumple la
autonomía escolar? ¿Cómo debe ser la evaluación en estos nuevos contextos?
Ofrecer una educación de calidad a la diversidad del alumnado
exige transitar desde un enfoque homogeneizador, en el que se ofrece lo mismo a
todos, que suele reflejar las aspiraciones de las culturas y clases dominantes
y profundiza las desigualdades, a enfoques que consideren la diversidad de
identidades, necesidades y capacidades de las personas, valorando las
diferencias como algo que enriquece los procesos de enseñanza y aprendizaje
(OREALC/UNESCO). El punto clave es cómo avanzar hacia una educación que asegure
la igualdad respetando al mismo tiempo la diversidad sin caer en opciones
educativas excluyentes o de desigual calidad.
Las políticas y prácticas a favor de la igualdad pueden anular la
diversidad, pero también puede ocurrir que las políticas y las prácticas que
promueven la diversidad mantengan, enmascaren o fomenten algunas desigualdades
(Sacristán, G.). Lograr un equilibrio entre la atención a la diversidad y la
cohesión social requiere que existan unos principios, orientaciones y
aprendizajes comunes para todos, que aseguren la igualdad de oportunidades,
diversificando al mismo tiempo la oferta educativa, el currículo, las prácticas
pedagógicas y los sistemas de evaluación para atender a las diferencias.
Oferta educativa diversificada equivalente en calidad
El desafío es ofrecer diferentes opciones, equivalentes en
calidad, para atender a la diversidad de necesidades de las personas y a las
características de los contextos en los que se desarrollan y aprenden. La
diversificación de la oferta educativa (modalidades y trayectorias educativas
formales y no formales, y lugares de aprendizaje) y el establecimiento de
puentes entre las diferentes etapas y modalidades son aspectos clave para hacer
efectivo el aprendizaje a lo largo de la vida, ofreciendo múltiples oportunidades
de ingreso y egreso para quienes desean completar o proseguir estudios, lo cual
es un problema importante en la región, dados los altos índices de abandono
escolar. La diversificación de la oferta educativa debe acompañarse de
mecanismos y estrategias que contribuyan a fortalecer la demanda por una
educación de calidad de aquellas personas que se encuentran en situación de
mayor vulnerabilidad, porque su mayor acceso a la educación no ha significado
necesariamente mayores oportunidades para aprender.
Para garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso, el
Estado tiene la obligación de proveer instituciones y programas educativos
suficientes a lo largo del país, y que estos sean accesibles para todos. La
accesibilidad involucra dos dimensiones: la accesibilidad física, escuelas que
sean seguras y que estén a una distancia razonable, eliminación de barreras
arquitectónicas, o modalidades que utilicen las nuevas tecnologías; y la
accesibilidad económica, eliminando los obstáculos económicos que limitan el
derecho a la educación y asegurando la gratuidad de la educación obligatoria y
de la escuela pública.
Currículos y procesos pedagógicos centrados en las necesidades de
todos los estudiantes y contextos
Uno de los elementos fundamentales de la inclusión es promover la
máxima participación de todos los estudiantes en el currículo y las actividades
educativas para que tengan éxito en su aprendizaje. La atención a la diversidad
requiere avanzar hacia el diseño de “currículos universales” que consideren de
entrada los diferentes puntos de partida y las necesidades de aprendizaje de
todos los estudiantes para que sea accesible a todos sin necesidad de realizar
adaptaciones o diseños especiales para ciertos alumnos o grupos que terminan
siendo opciones segregadas. Un diseño accesible a todos ha de considerar el
aprendizaje en la lengua materna, los aportes de las distintas culturas, el
desarrollo de estrategias y materiales pertinentes desde el punto de vista
cultural o de género, o la provisión de materiales y equipamientos para los
estudiantes con necesidades educativas especiales.
La atención a la diversidad requiere necesariamente un currículo
abierto y flexible que se pueda concretar y enriquecer en función de las
diferentes necesidades de los estudiantes y de los contextos. En buena lógica,
los diferentes niveles de concreción de un currículo abierto permiten dar una
respuesta cada vez más precisa y ajustada a la diversidad, pero su mera
existencia no ha sido garantía suficiente para lograr este propósito. Por un
lado, la sobrecarga de contenidos de los currículos establecidos a nivel
central deja un escaso margen para incorporar aprendizajes relevantes desde el
punto de vista de las necesidades de los estudiantes y del contexto local. Por
otro lado, la arraigada cultura de la homogeneización y la escasa tradición de
autonomía en la toma de decisiones curriculares tampoco han facilitado
incorporar la diversidad, y los espacios para la diferenciación curricular
también suelen caracterizarse por la homogeneidad.
La apertura y flexibilidad curricular, por tanto, no son
suficientes para atender la diversidad, es necesario que los diseños, en sus
diferentes niveles de concreción, rompan con la homogeneización considerando al
menos los siguientes aspectos: contemplar de forma equilibrada las competencias
necesarias para ejercer la ciudadanía mundial y local; promover el desarrollo
de las diferentes capacidades y de las múltiples inteligencias, adoptar un
enfoque de equidad de género, promover el conocimiento y la vivencia de los
derechos humanos, tener una dimensión intercultural para todos y considerar el
bilingüismo y el conocimiento de la propia cultura para los estudiantes de
pueblos originarios.
Si bien el diseño curricular es un elemento importante para que
la educación sea más pertinente para todos, es en las prácticas pedagógicas y
las relaciones interpersonales donde esta adquiere mayor significación. La
enseñanza multinivel es un elemento clave para atender la diversidad, lo cual
requiere planificar actividades y situaciones de aprendizaje diversificadas que
consideren los distintos intereses, niveles de competencia, estilos y ritmos de
aprendizaje, el uso de una multiplicidad de medios para motivar y facilitar la
comprensión y expresión de todos los estudiantes, la utilización de un amplio
abanico de estrategias de enseñanza y la organización del currículo de forma
interdisciplinar, ya que muchos estudiantes tienen dificultades para
relacionar, transferir y generalizar el conocimiento cuando se les presenta la
realidad de forma fragmentada (Martin, E.).
Sistemas de evaluación de la calidad que consideren la diversidad
y retroalimenten el currículo de modo que sea pertinente para todos
Los sistemas de evaluación de la calidad pueden constituir un factor
de exclusión, especialmente en aquellos países en los que se establece un
sistema de incentivos basado en los resultados de aprendizaje y se usa la
información para establecer una comparación entre escuelas. En estos casos, los
centros presionados por obtener buenos resultados tienden a excluir a aquellos
estudiantes más “difíciles” o “costosos de educar”. Por otra parte, los
instrumentos de evaluación no suelen considerar la diversidad del alumnado
conteniendo ítems que no son pertinentes para niños de pueblos originarios, de
las zonas rurales, urbanas marginales o para las niñas. Esta falta de
pertinencia puede enmascarar el verdadero grado de aprendizaje de ciertos
grupos dentro de la sociedad.
No se está poniendo en duda la necesidad de evaluar los
aprendizajes, porque es un aspecto fundamental para el desarrollo de las
políticas y prácticas educativas. La cuestión es cómo diseñar sistemas de
evaluación que no sean excluyentes y que proporcionen información sobre el
aprendizaje en sentido amplio, considerando los distintos tipos de
competencias, los factores que inciden en el nivel de desempeño y el valor
agregado de la escuela.
Una evaluación, en definitiva, que sirva para identificar
aquellos factores que están limitando el aprendizaje y la participación de los
estudiantes y el desarrollo de las instituciones educativas, con el fin de
proporcionar a cada centro los recursos y apoyos que requiere para atender las
necesidades educativas de su alumnado.
Extraído de
La atención educativa a la diversidad: las escuelas inclusivas
Rosa Blanco
En
Calidad,
equidad y reformas en la enseñanza
Álvaro Marchesi
Juan Carlos Tedesco
César Coll
Coordinadores
Magazine
Avanzar desde enfoques homogéneos y estandarizados a políticas que consideren la diversidad con cohesión social
Publicado el 11 octubre 2012 por AchristinTambién podría interesarte :