Revista Diario

¡ay que ver si me descuido me estropean el domingo!

Publicado el 05 febrero 2012 por Madrecelta @madrecelta

Contenta y feliz cual perdíz, amanecí este domingo pletórica de vida, en mi habitación de toda la vida, en la casa de toda la vida y haciendo las cosas que he venido haciendo durante toda mi vida.

Me he levantado, he ido a la cocina, y pacientemente, he esperado a que mi madre me preparara un desayuno de "domingo". Vaso de naranja recién exprimida, tostadas recién hechas, mermeladas varias (agggg) nutella, única, incomparable con su sabor de chocolate y avellana, deliciosa... un tarro enorme, hummmm.... auténtico placer digno de las diosas, y abundante café y leche.

Mi padre había bajado ya por el diario, y también había comprado esos deliciosos croisans pequeños, rellenos de crema...¡no hay nada que pueda compararse con un desayuno así!

Estábamos todos muy contentos, quizá al hablar entre todos de la terrible semana que, yo ignoraba, pero que había pasado, nos hacía sentir más unidos y ligeros.

Mis dos hermanos, cual lobos al olor de la carne fresca, aparecieron en la cocina, y aunque se nos hizo raro a todo, los dos estaban de buen humor, no se peleaban. También llegó la abuela Rufina, que me abrazó y me dio un beso cálido y dulce como todos los suyos, que siempre me hacían sentir tan bien. (No podía creer la ojeriza que me explicaron que le había tomado durante la dichosa semana de marras), siempre la he querido y la quiero muchísimo.

Mamá se sentó y mi padre fue repartiendo trozos del periódico para que todos tuviéramos algo que leer, y así podía desayunar él tranquilo y en silencio.

Pero hoy no estaba yo por la labor. Con la boca llena me enzarzé en una conversación con mi madre sobre como debería vestirme, peinarme, quizá, sólo quizá, hasta maquillarme para ocupar mi nuevo puesto de trabajo. Naturalmente el desembolso inicial corría de su parte.

Ibamos ya por el quinto par de botas por lo menos, siguiendo por mi parte ojeando el trozo de periódico que me había tocado, cuando lo vi,

Fue como una revelación. Chillé. No pude aguantarme. La abuela se echó a llorar diciendo entre sollozo y sollozo: "Ya está, ya le ha vuelto a dar, si ya os lo dije yo, que hoy teníamos que ir todos a misa para dar gracias, pero claro como en esta casa sois unos descreídos todos y a mí nadie me...." La hice callar con un

autoritario "SHSSSSSSSSSSSSSSS", y expliqué:

- Vamos a ver, a partir de ahora voy a tener que ir muy bien vestida, el pelo arreglado y tal... ¿no? pues quizá me iría bien perder unos cuantos kilos, ¿verdad?

Fue como si alguien hubiera disparado el tiro de salida. Todos opinando a la vez. Mi padre y la abuela haciendo frente común, que para qué iba a perder nada con lo carísimo que estaba todo. Mis hermanos riéndose a lo bruto, diciendo tontadas como ... "aunque la mona se vista....", pero mi madre y yo intercambiamos una mirada de complicidad. Sonriendo me arrancó el períódico de las manos y, por algo era mi madre, enseguida encontró el detonador.

Encantadas leímos el anuncio de un gimnasio. (¿¿¿¿yo????) Pues sí, yo también lo hice. Para lA sorpresa fuerte la dio ella, que empezó a saltar y a chillar como poseída por algo, lo que fuera, pero fijo que no era bueno... cuando se calmó un poco, sólo fue para coger aire y chillar, "Corre, acaba, dúchate, vístete y vamos a preguntar que está abierto, domingos y todo".

Allá que nos fuimos las dos dispuestas a dominar el mundo mediante la esbeltez que dentro de nada y menos, lucirían nuestros cuerpos a los que en realidad no les hacía falta ni quitar ni poner mucho..

Entramos cogidas del brazo en el "GIMNASIO" y una chica monísima con unas mallas y body rosa, pero rosa, rosa, un pañuelo larguísimo atado a la cintura de un rosa diferente y unas zapatillas preciosas de color ro... (no sabía yo que hubieran tantas tonalidades de rosa, ni que fuera un color tan bonito), nos atendió amablemente haciéndonos pasar a un coqueto y pequeño, excesivamente pequeño despacho. Ella era menuda, pero yo con mi metro ochenta y pico, mamá un poco menos, y la envergadura de ambas, pues como que casi no podíamos ni estornudar.

Le explicamos nuestras buenas intenciones mientras ella asentía como si lo entendiera todo perfectamente, con lo que yo ya me vi flotando entre nubes con una cintura de mosquito, (que las avispas son más gordas), yel encanto se rompió. Empezó a hablar:

. ¿Para qué quiere venir al gimnasio? Sin darnos tiempo a contestar, como si le dieran cuerda prosiguió

- Son ustedes de las de "tipo estresadas", de "las que tienen poco tiempo para dedicarlo a la gimnasia", de la que "no les gusta hacer gimnasia".

Boquiabiertas y sin saber muy bien que decir, se envalentonó ante nuestro silencio y continuó...

- Porque depende de lo que ustedes me digan -- si no nos dejaba -- yo les puedo ofrecer todas las alternativas que mejor se ajusten a su horario y necesidades.

Nos miramos de reojo, mi progenitora y yo, guardando ambas un pétreo silencio. Sólo escuchábamos

- Si tienen poco tiempo lo mejor que les puede ir es hacer "fitnees"

¿Lo qué? y cuando casi estaba a punbto de preguntarlo volvió a interrumpirme la cotorra

- Si disponen de algo más de 45 minutos, les recmiendo un mixto de body-balance, algo de elíptica, naturalmente con entrenador personal, pilates y un poco de yoga para ayudarlas a encontrar su equilibrio personal.

A estas alturas yo ya estaba más cansada que si hubiera andado toda la tarde buscando unos tejanos baratos que me hicieran el culo mono. Pero ella a lo suyo. Lo que en realidad más me asombrarba era el silencio materno. No es precisamente famosa por "su mano izquierda".

- No tienen porque preocuparse ni por horarios ni por su equipo personal. Este gimnasio está abierto las 24 horas (una ceja, la izquierda concretamente, se me movió sola hacia arriba), al percatarse aquella monada rubia añadió con una celeridad que para sí quisiera algún que otro corredor de fondo.

- Piensen que estamos en un barrio lleno de oficinas y ejecutivos y secretarias de alto standing, nunca saben cuando dispondrán de un poco de tiempo para cuidar su cuerpo ni tampoco para comprar los artículos necesarios.

No sé de dónde salió la voz, pero alguien dijo:

- Y... el equipo necesario consiste en....???

La voz era mía, me di cuenta por la mirada de mi madre.

Aquella especie de muñeca de porcelana nos explicó:

- Nada. Lo básico; Un par de mallas, un par de bodys, un par de sujetadores de gimnasta, un par de sudaderas, un par de chaquetas más ligeras, unas cintas para la ¿¿¿¿frente????, sí claro para que el sudor no les entre en los ojos, cuatro pares de calcetines, dos pares de zapatillas, albornoz, chanclas para la ducha, alquiler de taquilla y "elementos", un par de toallas de baño, un par de toallas más pequeñas y tres ó cuatro de las especiales para el sudor del cuello, unas perchas, acolchadas por supuesto, xampú, gel de año, desodorante..

- ¿Secador del pelo? Nada más decirlo me arrepentí, pero juro que se me escapó

Me lanzó una mirada tal de desaprobación que me prometí no volver a decir nada más.

- Pefume, eso es opcionl, una bolsa de gimnasia grande y otra más pequeña para llevar la ropa sudada y traerla de nuevo limpi.

Era como un tiburón aquella mujer, si alguien no la paraba nos iba a hacer cambiar de casa.Aquí se le despertó la vena cínica a mi madre y con una entonación que a mí me helaba la sangre preguntó:

- Ejem...¿y todo...eeeso..asciende a...?

Mira le entró una alegría a la mujer, creí que nos besaba y todo. Soltando risitas histéricas va y dice:

- Tratándose de las dos con 1000 euros tienen todo el equipo para ambas, más 600 euros de matrícula cada una, que también se lo dejaría en 500 euros, al ser dos, jejejeje,

Esa tia es idiota pensé ¿de qué coño se ríe? si a mí ya no me llegaba el jersey al cuerpo y que mi madre la estaba toreando lo notaba hasta yo. (que a veces soy de un torpe...)

- Pues, jejeeee, nada. Un total de 2.000 euros y ya si quieren pasar ahora a la tienda pueden empezar a escoger la ropa, y quedarse a dar una vuelta por las instalaciones.

Las dos mujeres de mi familia nos levantamos de sopetón enviando a la porra las sillas y mi madre que, a veces tiene una sangre fría que me asusta, va y le pregunta

- ¡Ah! Una cosita ... La cuota mensual es ¿de...?

- ¡Ay sí! ¡Qué tonta! pues no me había olvidado, jajaaa...(idiota, era idiota y en su casa no lo sabían) 400 euros cada una, pero al tratarse de las dos, 300 lo que harían 600 euros mensuales.

Salimos de allí más deprisa que corriendo, empujándonos la una a la otra, muertas de risa. Una vez en la calle tuvimos que apoyarnos en la pared, dobladas por las carcajadas. Pero aquélla tía no era normal!!!! Por dios, es que no se había fijado en nosotras... y ríe, que te ríe. Mi madre se calló en seco, asustada la miré, más que nada por si se había ahogado. y vi como señalaba a una mujer que bajaba por la escalera del gimnasio. Cuando vi de quien se trataba, me entró una vergüenza ajena de padre y señor mío. Pues no era, era la vecina del tercero que siempre andaba pidiendo préstamos a fin de mes. Los devolvía. Cierto. Pero creo que le quedó muy claro que a nuestra casa no debía volver a acudir.

Mirándonos con una complicidad como no recuerdo nos encaminamos a la tienda de los chinos, a comprar "pollos al ast" tres, (mis hermanos), bolsas (así en plural) de patatas fritas, una bolsa enorme de "xuxes" para ver la tele por la tarde, 3 Coca-Cola, de 2 litros, con azúcar y cafeína y dos barras de helado de chocolate.

Y felices cual perdices, como empecé al principio, pero esta vez muy bien acompañada, volvimos a casa, a empezar a disfrutar de un domingo, de los de verdad, sin tonterías.


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