B y las muñecas

Publicado el 12 mayo 2016 por Sylvia
B tiene un mundo de juguetes y cuatro muñecas (más una bebita pequeñita que entra en otro conjunto).
"Betsi" y "Rosita" llegaron primero. Antes de recibirlas, le había hecho muchas fiestas a una muñeca de su prima; sin embargo no le llamaron la atención como "muñecas": les probó las manos y los pies, y tomó para sí el biberón de Betsi. Luego, las dejó de lado un tiempo, y cuando se interesó en ellas, las usó de sonajas. Un día que azotaba a Rosita contra el piso, vi que le estaba maltratando la carita, y con toda la mano izquierda de la que fui capaz, la retiré de su alcance, y guardé las dos muñecas para después.
"Chiqui" fue la tercera en llegar; es una muñeca suavecita de las que están pensadas para bebés, así que ha vivido en su cuna siempre, y de cuando en cuando, B la muerde.
Hoy le presenté a "Ali", que fue uno de sus regalos de cumpleaños, y convivimos todas, excepto Chiqui, que se quedó en la cuna -creo que también ella pertenece a otro conjunto-. Hace unos diez días, más o menos, Rosita se integró a nuestro ritual de "antes de dormir". La pasamos bien juntas. Después de unos segundos de que la muñeca tiene su chupón en la boca, éste se enciende y empieza una melodía: ha sido mágico ver a mi niña aprender a esperar.
Por supuesto, iba a dejar que jugara con sus muñecas; pero no tenía prisa por dárselas, porque no quería alentar los roles de género tradicionales. Aclaro que no me parece que tenga nada de malo jugar con muñecas; solamente estaba guardando distancia para tener cuidado. Téngase en cuenta la siguiente ilustración:
       Una de mis sobrinitas empuja la carriola de su muñeca, visiblemente interesada en el desplazamiento del objeto: su lenguaje corporal y en general, los signos de la situación, dan para concluir que la niña está empujando algo con ruedas; de hecho, imprime velocidad y disfruta controlar la dirección del vehículo. Pero su abuela le dice: "estás paseando a tu bebé". Es muy probable que las siguientes veces, esté paseando a su bebé. Así los niños y las niñas aprenden cosas diferentes; en este caso concreto, se beneficia la inteligencia espacial de los niños.
Como parte del cuidado que tengo, le digo que son sus amigas -no sus hijas-. A ver qué quiere ella después. Será un honor que juegue "a la mamá", porque estará imitándome; pero que salga de ella, más adelante. Yo estoy con Franco Escamilla cuando bromea con que las niñas de tres años acaban todas estresadas, atendiendo bebés a las que tienen que alimentar y cambiar de pañal [AQUÍ el monólogo].
Pero llegó el momento de enseñar a B a tratar con las personas. Según yo, solo una vez ha "pegado-pegado": una niña como de tres años le estaba tocando los ojos, y ella dio un manotazo para deshacerse de la incomodidad. Defensa propia, digo yo. Pero cuando entra en confianza, es común que intente morder, y tiene unos modos bruscos que pueden lastimar a los otros... le gusta jalar el cabello, por ejemplo. Así que resolví sacar las muñecas y enseñarla a tratarlas bien.
Silvia Parque