Globos en la Plaza de Colón (Madrid)
Durante los últimos dos años las cosas no han ido como yo esperaba que fueran: decenas de entrevistas de trabajo fallidas, puestos de trabajos perdidos, y riesgos que no han dado fruto. Uno de esos riesgos ha sido este mes y medio en Madrid. Por desgracia (o por suerte, pues estas cosas no se saben nunca) he tenido que volver a Bilbao, dejando atrás un mes y medio de experiencias y de gente encantadora. He ido a eventos canaperos con bloggers de moda gracias a mi otro blog, he ido a fiestas divertidas, he conocido locales interesantisimos, librerías, discotecas y mucha gente, porque en Madrid hay mucha gente que vale la pena conocer.
Eso es, creo, lo que más pena me da de marcharme, aparte del sofocón de habernos arriesgado creyendo que las cosas saldrían por fin bien, para luego darnos el batacazo y tener que volver al punto de partida. Volver a Bilbao no quiere decir perder, pero si es verdad que no era lo que yo esperaba tener que hacer cuando hace algo más de mes y medio me decidí por mudarme a Madrid, pero las cosas no siempre salen como uno espera. Pueden darse muchas razones para que no haya salido bien: la crisis, que las entrevistas las hago mal, que no he sido tan pesado como debería en unos casos, y demasiado pesado en otros. Pero el caso es que una vez más, estoy en Bilbao, intentando encontrar mi camino, sea cual sea, me está costando encontrarlo. Llevo una larga temporada dando tumbos sin saber muy bien dónde caer, ni dónde quiero caer.
Los libreros tienen su propia calle en Madrid
Por ahora, toca sentarse con una libreta y escribir qué es lo que creo haber hecho bien, qué es lo que creo haber hecho mal, qué tengo que cambiar, qué camino quiero tomar, y qué pasos he de dar para llegar a ese camino.
Por ahora deciros que este blog seguirá adelante... seguiré hablando de la comida, y de la unión que hay entre comida y todo lo que es la vida...
Gracias por estar ahí. Y nos leemos.