Revista Literatura
Bailar Tango, Irma Alvarez
Publicado el 31 octubre 2011 por AdriagreloViví añostrabajando en el campo, guiaba el arado que abría los surcos, esparcía lassemillas, recogía los granos, y los llevaba al molino. Con la harina, suave, blanca, lista a dejarse amasar, volvía. Desdeniña, la música me acompañó. Escucharla alegraba mi corazón y movía mi cuerpo una sensación de armonía.Ya mayor me establecí en el pueblo. Y llego el día. YoSalomé estoy decidida, esperé años, este momento, escuchaba y practicaba siempre sola. Hoy comienzan abailar tango en un tablado cercano y ahí voy acompañada por los recuerdos.Un muchacho seacerca, me invita y comenzamos a bailar. Las mejores cosas en la vida se hacende a dos y el baile es eso, unir almas, corazones, intenciones y dejarsellevar que la música como diosa nosdomine y como el viento a los juncos nos doblegue. Apoyar el cuerpo al lado del otro y comenzar a moverse al compás de lasnotas, aprieto mis ojos para gozar esa magia que envuelve, sentir la mano del compañero que guía, apoyar la mía rozandosu cálida espalda, hermanar los sueños hasta ser uno. Fundirse con el otro, deseando que seaeterno ese instante. Percibir lasrespiraciones en éxtasis. Girar como calesita y volver a unir nuestros pasos. Al cambiar el compás la cintura se acomoda enlos brazos del compañero, alejarse es alegre y volver a unirse en esos brazos, gozoso.Sentirsefeliz en los reencuentros. Como en la vida.