Revista Diario
No soy muy partidario de leer las obras de los amigos, o de los conocidos, porque para ser honestos, no son pocas las veces que he comenzado un libro de algún colega y lo he dejado a medias víctima de una gran decepción, en especial de algunos escritores que sólo utilizan la plataforma de Amazon sin combinar su publicación privada con selecciones editoriales, algo que creo que se da con la obra del señor José Vicente Alfaro, de quien no había leído nada anteriormente y cuya andadura por sus letras decidí iniciarla con su novela Bajo el cielo de los celtas, dueña de los primeros puestos desde tiempos inmemoriales en la lista de Novela Histórica de Amazon.
Y muy merecidamente, me atrevo a añadir, pues el señor Alfaro, a quien respeto y envidio por sus éxitos, presenta en esta obra una novela pulcra, sencilla, muy bien documentada (por lo menos es lo que parece, ya que mi capacidad de juicio de la historia celta es más bien exigua por no decir inexistente), definida, tranquila, con algún tópico, pero sobre todo, con un estilo de tela de araña que hace que el lector que cae entre sus letras se quede atrapado sin más camino que el seguir y seguir hasta desentrañar la historia.
Bajo el cielo de los celtas es una novela que se sitúa en la Europa central unos quinientos años antes de Cristo, en pleno paso de la edad del bronce a la del hierro, y trama como ese cambio tecnológico afecta a los protagonistas de la historia, una tribu celta que ha de defenderse continuamente de los ataques de las tribus vecinas y de los ancestrales enemigos germánicos. Sin embargo, y en contra de lo que pueda parecer la mención celta, la novela del señor Alfaro no es una historia de batallas a lo Braveheart donde los protagonistas son bravos guerreros que enseñan sus peludas partes al enemigo antes de entrar en batalla, ni se trata de tribus bárbaras capaces de comerse un jabalí al más puro estilo de Obelix, nada de eso. Una de las cosas que más me ha gustado de la novela es que ha supuesto un descubrimiento de la cultura celta de la que nada sabía más allá de los propios cómics de Asterix y Obelix, y cuya mención en la propia novela a los druidas celtas me hacía aparecer continuamente en mi imaginación la gigantesca nariz ganchuda y la larga barba de Paronamix, con su hoz de oro en la cintura y la mano asida a un cucharón removiendo la famosa poción mágica.
Pero más allá de estas absurdas comparaciones, y como decía al principio, las letras del señor Alfaro tienen la gran cualidad de ser envolventes, sencilla y pacientemente envolventes, pues sin que la novela adquiera dosis de velocidad endiablada en ningún momento, los avatares de los diferentes protagonistas, las historias que se entremezclan en la trama mayor y las pistas necesarias que va dejando el autor entre sus líneas, atan al lector a la trama y lo obligan a seguir adelante cada vez con mayor interés. Me es difícil describir este tipo de literatura, pero quizá la palabra que más claramente la englobaría sería “clásica”, porque así es como está estructurada la novela, presentación, nudo y desenlace, sin giros, sin flashbacks, sin mayores adornos que lo esencial.
He de reconocer también que por momentos la novela me ha recordado más a un ensayo que a una obra de ficción, y no tanto porque el autor se haya regalado en detalles técnicos o históricos fruto de su investigación, error por otra parte que cometemos muchos escritores de novela histórica, sino porque no son pocos los párrafos en los que para explicar algún hecho relacionado con la cultura celta sus palabras son “los celtas tenían, los celtas hacían, los celtas acostumbraban a…” y entonces explica qué es lo que hacían esos celtas. Con sinceridad, creo que esto le resta mérito literario a la novela y que quizá el autor debería haber encontrado otra vía más creativa para dar a entender esas situaciones.
Aunque bien pensado, quizá sea esa una de las claves del éxito de la novela, el equilibrio preciso, casi de laboratorio, que el autor consigue sin cansar al lector para introducirlo en su historia como el que no quiere la cosa…, no lo sé, la verdad, pero sí sé que Bajo el cielo de los celtas es una novela que me ha gustado, que incluso me desveló una noche de madrugada pensando en sus protagonistas y me mantuvo atado hasta la salida del sol pendiente de cada hilo argumental que el autor había dejado abierto hasta un final preciso, perfecto, cauterizador y que deja al lector con la sensación de haber asistido a las letras de un escritor con mucho oficio.
Resumen del libro (autor)
La cuna del celtismo en Europa central, varios siglos antes de nuestra era…
La tribu de los celtas nóricos vive una época de prosperidad bajo el gobierno del rey Calum, la sabia guía de su druida Meriadec, y la protección de sus valerosos guerreros, armados con las espléndidas espadas salidas de la forja de Teyrnon. Sin embargo, tiempos oscuros se ciernen sobre ellos. Un misterioso asesinato viene a perturbar el equilibrio de la comunidad, situación que se agravará cuando los germanos del norte, envalentonados por el despertar de sus dioses y el nuevo poder que estos les han otorgado, se atrevan a desafiarlos. Por otra parte, la obsesión de Cedric por la bella hija del general Murtagh le llevará a competir por su amor con Serbal, lo que desencadenará consecuencias imprevisibles para todos ellos.
Vive una extraordinaria aventura y sumérgete en la fascinante cultura celta, cuyo amor por la naturaleza no era incompatible con la ferocidad y el arrojo que demostraban en el campo de batalla.