La obscuridad que los mantenía a resguardo, la noche que los acunaba, la misma que los traiciona, la misma que hoy los devora, engaño que en tu cuerpo es dolor, ya no importa dejarse caer.
Que las aves que la habitan se alimenten de llorosos ojos, de un corazón que ya está destrozado, que esos seres sin figura jueguen con un alma desgarrada. -- Blog Feed --