En estos días es tradicional hacer balance del año que termina, incluso con sugerentes listados del tipo “los mejores…..de 2011”. Debido a nuestra natural tendencia a olvidar las cosas creo que siempre viene bien que se nos recuerde lo qué ocurrió el año pasado. Estos días encontraremos fácilmente numerosas informaciones al respecto. Sin embargo, si nos paramos a pensar en nuestro balance personal la cosa se complica.Hacer balance personal de un año puede ser un saludable ejercicio que nos permita afrontar de forma constructiva el año que entra. Por el contrario, también puede ser un amargo recordatorio de nuestra desafortunada existencia o la certeza de que algo ha fallado en nuestras vidas. Si es esto último, quizás sea mejor no hacer balance y partir de cero, liberándose de prejuicios y malas sensaciones.
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