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Balance de segundo

Publicado el 09 julio 2012 por Ismaelpardo @ismael_pardo
Mientras que nada más terminar primero, le dije «adiós», me temo que no puedo tener tanta prisa en despedirme de segundo, ya que han pasado ciertas cosas que me van a tener atado a él hasta dentro de unos cuantos meses. Además, el hecho de que el año que viene ya no va a ser lo mismo tampoco ayuda a que tenga ganas de despedirme de este curso, que, aunque no ha sido el mejor, me ha traído muchísimos momentos memorables.
El primer cuatrimestre no empezó nada mal, para ser sinceros. Estaba comenzando una etapa personal con la que estaba bastante satisfecho (y con la que, por suerte, sigo estándolo), que iba a ser el contraste de cómo iban a acabar los primeros cuatro meses de curso. ¿Que si lo puedo definir en una palabra? No. Pero sí en varias: caos, depresión, desánimo.
Mientras la mayoría de mis compañeros estaban más que motivados con el viaje del Erasmus, que harán el año que viene, yo tenía la misma sensación que cuando supieron su nota de Lingüística el año anterior y yo me quedé sin nada. Me sentía un perdedor, en gran parte. Para ser sincero, lo único que quería era quedarme en mi casa y no saber nada de la carrera ni de nadie.
Tenía la cabeza en otra parte. Tenía la cabeza metida en un agujero en el que, aunque ya había estado antes, me seguía doliendo. La verdad es que no quisiera ser demasiado dramático, pero mis sentimientos eran esos: me sentía un perdedor en el campo profesional. ¡Y todavía me queda(ba) tanto por aprender!
La cuestión es que esa pesadilla se terminó y pude despertar, abrir los ojos e intentar correr todo el camino que otros habían ido andando tranquilamente. Y, evidentemente, tuve que dejar ciertas asignaturas por el camino. De nuevo, me veo en septiembre con algunas de las peores asignaturas de la carrera (aunque otros la ven enriquecedora, yo no).
El segundo cuatrimestre era la oportunidad de poder enmendar todo el caos que (me) había causado durante los cuatro meses anteriores. Aunque aún seguía con la resaca del pensamiento del «no quiero y tampoco puedo» debido a la depresión Erasmus, como la llamo yo, una charla con un profesor bastante querido por mí (con el que, por cierto, tendré una charlita bastante pronto) me hizo abrir los ojos aún más y hacer que mi fuerza renovada tuviera algo más de sentido.
Los fantasmas del pasado dejaron de existir al no tener ya nada que ver con el primer curso, puesto que aprobé la parte de Alemán que tenía pendiente del año anterior. Fue justo el empujón anímico que me hizo soltar todas las fuerzas y que hicieron centrarme en las asignaturas nuevas, que, por cierto, me daban una buena sensación que las de los cuatro meses anteriores carecían.
Las fuerzas no solo se tradujeron en buenos resultados en casi todos los exámenes, sino que también me hicieron darme cuenta de algo muy importante en el mundo de la traducción: que no todo va a salir a la primera, asunto del que hablaré más adelante.
Tampoco salió a la primera irme de Erasmus el próximo año, justamente por aquel retal del primer año que tenía: la segunda parte de Alemán del curso. Ahora que he conseguido quitármela de encima y que mi nota en segundo ha sido bastante buena (aun sin tener todas las notas, ya que tendré que ir a septiembre a recuperar unas cuantas), creo que podrá ser.
Aunque me gustaría que mis destinos Erasmus fueran entre Reino Unido, Irlanda o Alemania, no me importaría tener que irme a estudiar a otros países. Lo importante, supongo, es la experiencia que te transmite el viaje y todo lo que aprendes y no el destino en sí. De todas maneras, espero que todo vaya genial.
Hablando de Erasmus, me gustaría recordar que casi todos mis amigos, con los que he estado estos dos años viviendo todas estas experiencias que os relato, se van de tan ansiada beca. A algunos tardaré más en volver a verlos que a otros, pero me gustaría decir que los voy a echar mucho de menos a todos. Os estaré esperando con los brazos abiertos, chicos.
En resumen, este año no ha sido mi año. No me gusta ser irregular en algo que me gusta, pero ha sido lo que me ha tocado este curso. Aunque hay que decir que siento que este año me ha cambiado. He crecido como estudiante y también como persona, que tampoco está nada mal.
Así que nada, espero que el año que viene sea un poco mejor que este. Me conformo con esa sensación de querer seguir adelante, siendo positivo y con fuerzas.
¡Un abrazo a todos!

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