Estoy en la casa de mi abuela. Hace rato, casi a medianoche, me preguntó si iba a bañarme otra vez...
No tenía calor como para necesitar refrescarme, pero me había bañado con B en la tarde y me quedé con ganas de mi baño sola: de un momento adulto bajo el agua, conmigo.
La regadera de mi abuela es mucho mejor que la de mi casa, así que estar aquí y no bañarme sola es un desperdicio. (En mi casa no tengo agua caliente y la regadera lanza algunos hilos de agua lejos del chorro central). Además, a veces me baño y B anda por ahí, pero estando ella dormida tampoco tengo que apurarme para estar pendiente de qué está haciendo.
No me concentré en el momento: pensaba en lo que diría a tal persona y en otras cosas. Me sentí pesada porque me faltaron frutas y verduras y me sobraron carbohidratos. Y con todo, fue rico.
Tengo muy presente que es un lujo bañarme bajo una regadera, a la hora que quiera, con agua a la temperatura de mi preferencia, con tiempo.
Silvia Parque