Baños made in UK

Publicado el 25 noviembre 2012 por Palomacorredor @palomacorredor

Los baños de las casas inglesas son una de esas cosas que te hacen recordar que el Reino Unido forma parte de Europa, pero ah, siempre a su manera.

Todo aquel que ha viajado alguna vez a Londres se ha topado con algún baño de suelo enmoquetado y bañera sin mango de ducha. Podríamos llamarlos cuartos de baño vintage. Y aunque su existencia es conocida incluso por quienes nunca han pisado las islas británicas, una se queda como con cara de tonta la primera vez que se encuentra con semejante interiorismo. “¿Y me tengo que bañar cada mañana o directamente no me ducho?”, piensas, mientras se te va poniendo cara de asco solo de pensar en las generaciones de ácaros y mohos que deben de haber habitado en esa moqueta -generalmente de color gris o quizás ex-azulado- en la que no piensas posar tus pies desnudos, ya sea antes o después de lavarte como una contorsionista.

Otras incomodidades incluyen el hecho de que está prohibido tener enchufes dentro del baño, así que uno se tiene que depilar, afeitar o secar el pelo fuera. Por si fuera poco engorro lo del enchufe de tres puntas. Después están los grifos dobles: con uno te hielas y con el otro te abrasas.

La cisterna del váter también es distinta de las españolas. Consiste en una palanquita que no siempre logra arrastrar con ella todo lo que debería. Una característica bastante fastidiosa que también he visto en váteres de Estados Unidos, lo cual me hace deducir que quizás los anglosajones son muy delicados y frugales al hacer sus necesidades y no necesitan excesiva potencia de arrastre.

Pero lo peor de todo es cuando el baño que corresponde a tu apartamento -por llamar de alguna manera a ese cuarto de 3×3 donde duermes, estudias, cocinas y con suerte te sientas- está fuera. Puede estar en el pasillo, pero puede estar en el piso de arriba. Se me hielan las carnes solo de acordarme de alguno que otro… y no hablo de esos suburbios desangelados de la zona 6, sino del relativamente pijo barrio de Queensway. Esto también pasa, por cierto, en los hoteles baratos. Si la venta de orinales no es un business próspero en Inglaterra, alguien debería captar la oportunidad de negocio.

En definitiva, que entre el frío, la ausencia de ducha, los contrastes de temperatura y la lejanía, las ganas de ducharse a diario se diluyen, al más puro estilo inglés.

Lo bueno es que, a pesar de todo, a los ingleses les gusta tener unas bañeras maravillosas y gigantes y llenar sus baños de frondosas plantas, toallas mulliditas y hasta cuadros en las paredes. Y por supuesto los abarrotan de sales de baño, geles olorosos, exfoliantes, suavizantes, acondicionadores, mascarillas y demás potingues deliciosos -mis favoritos, los del M&S- con los que deleitarse durante su baño semanal. Esa costumbre tan inglesa que, por placer o necesidad, la visitante acaba felizmente adoptando.

Aquí, el baño de mi casa de Islington. Por suerte tenía parqué y una hermosísima ducha, estaba en la misma planta que mi habitación, había sales del Himalaya y hasta una ventana con vistas al parque. Apetitoso, Don´t you think so?