Llevo meses en una de esas etapas de la vida muy productivas, en las que uno dedica mucho tiempo al trabajo esperando obtener resultados a corto o medio plazo.
Consecuentemente, llevo unos meses pegado al ordenador muchas horas y, cuando aprovecho para salir, me convierto ante mis amigos en un auténtico pelmazo que sólo sabe hablar de Medicina.
Tanto sedentarismo ha hecho que, las últimas veces que me miraba en el espejo, comenzara a notarme cómo me iba abultando cada vez más la barriga.
-Esto no es nada -pensé. Nada que no pueda solucionar dentro de un tiempo cuando vuelva al gimnasio.
Hace unos días, me encontré con una amiga. Después de charlar un rato, me di cuenta de que no me miraba a los ojos.
-Disculpa, ¿qué estás mirando?
-Estás echando barriguita, ¿eh? ¡Cómo se te nota la vida de soltero!
Mañana por la tarde me apunto de nuevo a la piscina. Palabra. Dichoso mundo en el que es más importante el aspecto físico que el trabajo realizado.