Publicado el 21 julio 2013 por 19luisperez58
@LuisPeM
Alrededor de esta emblemática entrada de los Astilleros de Cádiz, se concentran bloques de pisos, modestos, llenos de familias que vivían gracias a él, gente humilde, honrada, honesta que, comprendían que ese trabajo era fundamental para sacar a su familia adelante, estos, que empleaban a miles de gaditanos, que lo consideraban como su propia casa, que cada barco que se construía era tratado como algo propio, era como si se desprendieran de un trocito de su cuerpo, donde el orgullo afloraba cuando echaban a un barco, por primera vez al agua, las famosas botaduras, a las que acudían con "sus mejores galas" y de las que volvían a casa , con un pollo y una cajita de vinos como regalo y con una sonrisa de satisfacción de oreja a oreja, después de haberlo visto flotar, esa gente que, nosotros los niños, lo considerábamos nuestros héroes, ya que no alcanzábamos a comprender como unas personas "tan pequeñas" pudiesen construir barcos tan grandes, esos que tenían jornadas de trabajo interminables, esos que llegaban extenuados a casa después de largas veladas y que aún tenían fuerzas para saludarte cortésmente aunque fueses un niño. Estos barrios se convirtieron en santo y seña de Puertatierra, ya que bien en San Severiano, o en García de Sola donde se construyeron esos pisos para la gente de Astilleros, y se unieron a los que construyó el Ayuntamiento y Tabacalera. En estos barrios llenos de vida, llegaron gente relacionadas con el carnaval como Paco Alba, o Enrique Villegas, con el deporte como Juan José o Pepe Mejías, o mis vecinos, para mí, los mejores que podíamos tener, como Martín e Inés (a los que no les importaba meter es su casa a todos los niños del bloque, para que viésemos El Virginiano, en su televisor, el único que había, gracias de corazón), Luis Saez y Carmeluchi , Teresita de Marcos y Antonio , Carmela la del vino con su madre, Yaya y José, Ricardo y Marichu, María , Alejandro y Mari Tere , todos con sus hijos, nuestros amigos y por supuesto, nosotros que vivíamos arriba del todo, que a lo largo del tiempo, nos recordamos con cariño. Un barrio de trabajadores, que vivía en un clima de cordialidad y solidaridad poco común. Un barrio con alma. Y es que amigos este es MI BARRIO, y estoy orgulloso de haber formado parte de él, ¿o es que no se nota?. Seguiremos en otro momento el paseito, mucha salud y mucha suerte.