Hace un millón de años …
- ¡Frentegrís!, mira lo que he inventado: flota en el agua, y con esos palos podemos hacer que se mueva como nosotros queramos. - ¡Mola, Crindeasno! Vamos a pescar más que nadie… pero, ¿cómo lo llamaremos?A menudo sucede que necesitamos ponerle un nombre a algo. El nombre nos sirve para identificar algo por sus cualidades, y también para distinguirlo de cualquier otra cosa.
Unas veces es fácil el bautizo. Lo que tenemos entre manos tiene unas cualidades que piden a gritos llamarse de esta u otra manera. De eses tipo son los nombres de los personajes en la fábula inicial, todos podemos imaginar algo característico de Frentegrís y Crindeasno. Otros nombres populares de este tipo son los de casos judiciales. La prensa los usa porque Caso PequeñoPony es mucho más corto que Caso del Estado de Arkansas contra Manuel Jiménez por cría, venta y estafa de caballos de raza pony.
Pero a veces, no hay nada que encaje. O las sugerencias son muy cursis, políticamente incorrectas, o sencillamente aburrídismas. Los protagonistas de la fábula inventaron la palabra barca, simplemente porque era diferente de cualquier otra cosa. Por no hablar de las operaciones Overlord, Barbarroja, Market Garden, o Z. Nombres en clave ideados para que nadie sepa nada antes de tiempo.
Me gusta bautizar mis proyectos. Les pongo un nombre en clave con el que titulo las libretas, carpetas o ficheros. Y uso sus iniciales para codificar las tareas que forman parte del mismo. Pero en ocasiones me he atrancado buscando un nombre chulo para el proyecto. Y eso es, para mí, una perdida de tiempo. ¿Has visto Reservoir Dogs? No hay un señor negro, porque todos quieren ser el señor negro.
Listas de bautizo
Escojo los nombres en clave de una lista. La primera vez que lo hice, pegaba en mi cuaderno de notas pegatinas de pokemon. Si de esas que salían en los chicles. Así que cuando empecé mis prácticas de Procesadores de lenguaje le ponía a cada versión el nombre de una de esas criaturas. No me moleste en averiguar cual era el orden adecuado para eso, simplemente los bautice en el orden en que los había ido pegando.
En la siguiente versión, busqué otra lista, y me decidí por los reyes godos que estudiaban nuestros padres. Pero entonces me di cuenta, que cada rey que escogía perdía una cantidad no despreciable de tiempo, investigando quien fue y qué pasó en su reinado. Tengo un interés enfermizo por casi cualquier cosa. Y eso me hacía perder el tiempo.
Sigo usando listas de bautizo, pero uso mi interés enfermizo como recompensa. Tengo dos tipos de proyectos, los que tienen un final definido como “programar un procesador de Logo en Processing”, o los que no lo tienen como “escribir para sabiavida.com”. Todos ellos los agrupo en proyectos personales y proyectos profesionales. Para estos grupo escojo un tema, como Romanización de España, o Mística. Unas veces escojo algo que tengo en mente, y otras escojo un artículo al azar de wikipedia. Busco un artículo del tema, y subrayo todos los nombres propios que aparecen. Y luego les asigno los nombres a los proyectos según surgen. Por ejemplo, mi proyecto de escribir en sabiavida.com se llama William Blake. Y mi proyecto de programar un módulo de Processing.js para Drupal se llama Joseph Smith.
¿Y cómo hago para no perder el tiempo? Pues me tomo el averiguar cosas sobre los nombres de los proyectos como una recompensa. Solo investigo el nombre del proyecto cuando lo he terminado, y cierro definitivamente la carpeta. Si se trata de un proyecto sin fin determinado, pues me pongo un mini objetivo. Por ejemplo, solo buscaré info sobre William Blake cuando escriba 5 artículos para sabiavida.com.
Un par de reflexiones
A veces descubro que el nombre con que he titulado mi proyecto tiene un significado o representa algo que me desagrada, absurdo o enemigo de la humanidad. Pero en esos casos, simplemente me lo tomo con humor, apechugo con ello (al fin y al cabo son nombres privados), y aprendo algo que me hará no volver a meter la pata.
Por supuesto, hay un poco de juego en todo esto. Cuando programo una tanda de tareas y saco una carpeta titulada, Proyecto Mandonio, hay algo relacionado con la intriga y el espionaje. Por no contar con qué en ocasiones estos extraños nombres resultan de inspiración en algún aspecto para los proyectos.
Los estudiantes podéis escoger un tema por asignatura, ¿qué tal cazas de la II Guerra Mundial para Literatura? Tal vez podamos darle una chispa de humor y aventura al aburrido comentario de textos de Garcilaso titulandolo Proyecto Spitfire.
Y vosotros que habéis llegado hasta aquí, ¿bautizáis vuestros proyectos? ¿Os gustan los nombres en clave o preferís los simbólicos? O simplemente, ¿llamáis a las cosas por su nombre?