Beatiful bastard, Christina Lauren

Inteligente, trabajadora y decidida a terminar su máster con la nota más alta, Chloe Mills solo tiene un problema: su jefe, Bennett Ryan. Es exigente, riguroso, brusco, desconsiderado, arrogante… y absolutamente irresistible. Tras pasar seis años trabajando en París, Bennett ha vuelto a Chicago para liderar la empresa familiar. Nunca pensó que la asistente que le había asignado su padre fuera la despampanante, inocente, provocadora y exasperante criatura a la que ahora tiene que ver cada día. A pesar de los rumores, nunca ha sido el tipo de hombre que mezcla los negocios con el placer, pero Chloe supone una tentación tal que está deseando romper esa regla. De hecho está más que dispuesto a saltársela a la torera si así logra estar con ella... por todos los rincones de la oficina.
Al tiempo que el deseo de ambos alcanza cotas insospechadas, Bennett y Chloe deberán decidir a qué están dispuestos a renunciar para ganarse el uno al otro.

Chloe detesta a su jefe. Un asunto bastante corriente, ya que estamos. El problema es que su jefe siente lo mismo por ella. Inexplicablemente dos personas que suelen caer bien a la gente se odian sin motivo aparente. Pero como dice el refranero: del amor al odio hay solo un paso, y viceversa. Beatiful bastard es una novela corta, y ágil que se lee en un suspiro. Narrada en primera persona por los protagonistas que alternan su visión de la relación que les une. Precisamente el modo en que está escrita es el gran encanto de la historia porque nos permite conocer a dos personajes que se alejan varias galaxias de los personajes que nos hemos encontrado hasta el momento. Bennett no es el típico chico malo que guarda un tormentoso pasado que determina sus acciones. Sus frases hirientes, su distancia, e incluso su mal humor se deben a las reacciones que Chloe despierta en él. Y aun así, esa actitud borde es su mayor encanto. Es un hombre de éxito que se siente descolocado por lo que despierta en él su asistente personal. Chloe por su parte se aleja de la protagonista virginal y delicada, que no es consciente de su belleza ni de su atractivo. Es una luchadora nata, con la frase perfecta siempre dispuesta para devolver cada golpe de su encantador jefe. Es una mujer ambiciosa, trabajadora y leal, pero sobre todo femenina que se viste para seducir. Una de las escenas que más me han gustado de la novela ha sido cuando Bennett ha adivinado el vestido que llevaba solo con verle los zapatos. Cómo no nos va a gustar un hombre que se fija en esas cosas.

"Pánico. La emoción que me atrapó mientras me apresuraba -casi corría- hacia mi despacho, solo podía describirse como puro pánico. No podía creer lo que estaba ocurriendo. Estar a solas con ella en esa pequeña prisión de acero (su olor, sus sonidos, su piel) hacia que mi autocontrol se evaporar. Era perturbador. Esa mujer tenía una influencia sobre mí que no había experimentado nunca antes"

El sexo será un arma arrojadiza por parte de los dos. Tanto Chloe como Bennett se provocaran de todas las formas posibles. En su relación íntima hablarán de tú a tú. Como digo Chloe no es una tímida chica virginal, sabrá cómo enloquecerle incluso cuando no está presente. Las escenas ardientes irán evolucionando al mismo tiempo que lo hace la relación de los personajes.  Resumiendo: una historia que atrapa, con dos atractivos personajes que no dejarán de sorprendernos. Decididos, carismáticos y con las ideas claras.  Una novela que hay que leer.