El tres es un número sagrado y potente, a punto tal que Virgilio opinaba que era el favorito de Dios. De ahí que fuera empleado desde tiempos ancestrales para ceremonias, cultos y rituales: Plinio el Viejo señalaba que a fin de conjurar y mantener lejos a los demonios, los antiguos escupían tres veces pronunciando acto seguido una súplica. El trinario es el número perfecto por antonomasia dada su condición de primer cúbico y la correspondencia con el orden de las cosas en principio, medio y fin, tal como señalara Aristóteles en Discursos sobre el cielo.
Los tres días para que se suscite el milagro de la resurrección no resultan patrimonio de la doctrina católica, ya que los sumerios establecieron el mismo término temporal para el regreso de Inanna del inframundo y los antiguos magos aludían a tres príncipes llamados Oromasium, Mitrim y Araminim, correspondientes a Dios, el pensamiento y el espíritu. Tres son también las jerarquìas angélicas; tres las Cárites que nos dotan de belleza, alegría y opulencia; tres las Parcas o Moiras a quienes les corresponde el control de nuestros hilos del Destino; triple es la Diosa en su condición de Doncella, Madre y Sabia.
En esta fecha tan especial para mi hogar virtual, en la que celebro y agradezco este espacio concebido para rendir homenaje a esos instantes mágicos que componen nuestra existencia, agradezo una vez más la compañía de quienes del otro lado de la pantalla enriquecen y acompañan con su lectura y sus aportes. Tres años cumple bell@espíritu: triple gracias infinitas al pasado transcurrido, al presente perfecto y al futuro promisorio en compañía de tantas personas amables, una y otra vez.