He escrito 8 libros. Es más de lo que han hecho algunos que hoy pueden poner en su tarjeta de visita o en la casilla profesional "escritor", "poeta". Cuento sólo aquellos libros que considero definitivos; si calculara con la edición de las colecciones de relatos, 2 libros más. O la edición de los diarios literarios, hasta 3 libros más. Pero 8. Serán 9 con el que voy a publicar. ¿Importa alguno? En absoluto.
Llevo un tiempo dando vueltas a una pregunta más importante: ¿estoy preparada para esto? La asiduidad en jam sessions poéticas de estos meses se suma con la participación en lo mismo, bajo el paraguas de recital o de acto con carteles donde aparece mi nombre. ¿Estoy preparada para esto? Espontáneos oyentes aquí o allá que se acercan para felicitar por la lectura. Siempre hay un rastro incómodo que sobrevuela mis hombros, porque no es para tanto. Primero, no me importan mis palabras o no. Ya he leído textos de Rosalía de Castro, o de Lois Pereiro, de Baudelaire o de Bukowski, o de Isabel García Mellado o Estíbaliz Espinosa, aparte de mis poemas. Mis palabras me aburren. Y segundo, tampoco por la lectura como acto. No está bien del todo, como actriz lo digo, o no todo lo bien que sé hacerlo, porque falta preparación en memorizar e interpretar los textos, propios o ajenos. Hacer lecturas dramatizadas no es ningún secreto. Pero claro, a quien le pilla de nuevas, ni sabe lo que escribo ni que fui actriz, simplemente llama la atención.
https://youtu.be/rmMJPjDXZD0 ~Rubén Novo~
Llevo un tiempo dándole vueltas. Falta desprenderse la piel definitiva y entro en la recta final para el libro. Contar la verdad no parece tan complicado, pero una novela autobiográfica, con cierto tipo de biografías retorcidas, es otra cosa. No tiene mayor importancia que el de un salto definitivo de vida. Porque a veces tienes un hábito desagradable con el no estás de acuerdo, pero si lo mantienes mucho tiempo, acabas por acostumbrarte. La llamada zona de confort en realidad es el caos y el desorden y el desastre, y no sabes cómo salir. ¿Estarías preparado para que las cosas fueran bien?
Imagina un hábito sostenido durante más de 25 años.
El libro no tiene la mayor importancia, es decir, da igual que sea mi propia vida con sus inmundicias y vergüenzas y secretos que poca (una o ninguna) gente sabe. Podría decir que he escrito tres diferentes. No han sido correcciones sino reescrituras. Un seudo-ensayo sobre creatividad con toques biográficos o manual anti-todo. De creatividad me examino mañana y no la he estudiado hasta este febrero 2017. La primera versión del libro empecé a escribirla el 23 de abril de 2016. Me he adelantado.
Después una versión girada hacia lo confesional. En la que me justificaba por existir. En la que daba excusas de por qué alguien con más de 20 años en la escritura sólo le conocen en su casa, lo que ha hecho mal.
En la versión última he trabajado sin escribir. De nuevo, pasar por la inercia de un trabajo asalariado y con alta en la seguridad social, aunque no sirviera para cubrir todos los gastos básicos del mes. La inercia que concluye con unos horarios tan cambiantes y desquiciados que impiden encontrar otras ocupaciones de complemento y también impiden concentrarse en escribir.
Quizá ese hábito de esperar (¿a qué? ¿un trabajo estable fuera de los libros para poder comer mientras los escribo y no escribirlos al final?) estaba más enquistado de lo que pensé un 23 de abril.