Revista Talentos

Bienvenidos, reyes magos

Publicado el 06 enero 2013 por Mbbp

BIENVENIDOS, REYES MAGOS

Aún recuerdo cuando era niño y me despertaba con nervios e ilusión para ver qué me habían traído los Reyes Magos de Oriente en un día como hoy. Había sido una noche larga de inquietud por saber cuándo entrarían en mi casa los reyes, sus pajes y los camellos, para los que dejábamos con esmero algo de licor y agua. A primerísima hora de la mañana, mientras los mayores aún dormían, yo me asomaba a la puerta de vidrio del comedor, intentando descubrir los regalos por el minúsculo espacio que dejaban los visillos. Ante la imposibilidad de ver algo claro tras ellos, corría a la habitación de mis padres y de mis hermanos para despertarlos uno a uno y así, todos juntos, entrar en el salon lleno de cajas y más cajas de regalos de todos los tamaños…

Ya hace algunos años de esta escena familiar y navideña. También es verdad que más tarde, con el paso de los años, esos regalos iban menguando en tamaño y cantidad, hasta convertirse en unos cuantos sobres distribuidos por el salón, con el nombre de cada uno de los miembros de mi familia. En su interior habían vales por algún juguete y/o algo de dinero para que cada uno dispusiera de él para comprar lo que necesitase. Y es que mi madre no era amiga de los rituales navideños que hacen ilusión a cualquier niño. Quizás nunca supo contagiarse de mi ilusión infantil al ver con mis grandes ojos sorprendidos esa felicidad de niño que, tras la puerta, se entusiasma viendo un salón lleno de regalos multicolores…

Muchos años después, tuvo que llegar mi hija para redescubrir el espíritu de la Navidad y el misterio que rodea a los Reyes Magos en su llegada, en un día como hoy. Mi hija se acostaba nerviosa la noche de reyes y se tapaba con las sábanas de su cama, no fuera que viera a los reyes entrar en mi casa y dejar sus regalos, que esparaba con mucha ilusión. En sus ojos podía ver esa curiosa mezcla de sentimientos, que van desde la sorpresa e ilusión, hasta el miedo por cruzarse con los reyes magos por el pasillo o en su habitación! Y pienso ahora cuántas veces en nuestra vida la ilusión ante algo nuevo ha ido acompañada de temor por lo desconocido…

Pero con mi hija aprendí que, a pesar del miedo ante tal misterio de los reyes magos, una vez veía sus regalos, sentía solo ilusión. Y, con sus ojos como platos, recibía con sorpresa todo lo que le habían dejado los magos de Oriente… y se concentraba en el momento que estaba viviendo, con admiración. Fue después cuando, unos años más tarde, después de mirar con prisa y entusiasmo sus regalos y abrirlos uno a uno con sorpresa, venía a mí para interesarse por los regalos que tenía yo! A partir de ese momento, me preocupaban tanto sus regalos como los que me ponía yo… pues más de una vez había envuelto objetos usados míos para que creyera que los habían dejado los Reyes… y qué le voy a hacer si no me gusta hacerme a mí mismo regalos! Pero también recuerdo ahora que, cuando mi hija ya supo quiénes éramos los Reyes Magos, se negó a aceptar la realidad para mantener esa ilusión de todos los niños ante el misterio, la magia y lo desconocido! Supongo que algún día también les pasará cuando crezcan mis niñas, allá en el mar del Norte donde nace el arcoiris…

Sí, el día de los Reyes Magos es una fiesta eminentemente infantil y con el espíritu de los niños deberíamos celebrarla siempre, toda nuestra vida! Al fin y al cabo, a quién no le gusta recibir regalos por haberse portado bien! Si no, ya se sabe, solo dejan carbón! Con los ojos de un niño -o sea su corazón- cualquier deseo cumplido se convierte en un motivo de felicidad y la posibilidad de compartirlo con quienes quieres! Aunque también es verdad que tras los mejores regalos envueltos en vivos colores, siempre hay amor! Y el amor es, sin duda, el mejor regalo que uno puede dar y recibir de alguien querido…

Hace años que no hago mi carta a los Reyes Magos, como debería! Quizás, de mayores, vamos perdiendo esos gestos y rituales que nos hacen vibrar y mantener nuestra atención en los detalles cotidianos, aparentemente ordinarios, pero que nos provocan ilusión! Y es una lástima que esto sea así! En cuanto crecen los niños, la Navidad se va diluyendo año a año, asi como el Papá Noel o los Reyes Magos con sus regalos. Quizás en nuestro mundo gris y rutinario ya no cabe la ilusión… y así nos va! Deberíamos aprender o recordar a nuestros hijos y cómo ven éstos los momentos especiales y cómo los viven con ilusión!

Pero debo admitir que, desde hace un tiempo, intento vivir la magia de los Reyes Magos cada día del año! Porque cada día es singular, mágico e irrepetible en mi vida y, con reyes o sin, se ha de celebrar, pues es el mejor regalo! Quizás porque aún estoy vivo y puedo contarlo, porque puedo compartirlos con los demás… y, como pasa con los mejores regalos, siempre puede haber amor detrás! Y con el tiempo aprendes que, cuanto más amor regalas a cambio de nada, más amor recibes! Cuanto más amas y confías en la vida, más te ama y confía ella en ti! Y eso es un milagro… para el que no hace falta que sea una estrella la que te guíe, sino que basta con la luz que todos tenemos en nuestro interior! Y sí, con esa luz que tenemos dentro, nos basta para iluminar todo nuestro exterior y a todas las personas que tenemos a nuestro alrededor! Solo hay que perder el miedo a dejarla brotar del corazón y contemplar el efecto que produce en ese niño que todos tenemos escondido en nuestro interior!

PD. Te recuerdo que mi regalo para tí estas Navidades es mi último libro “Contigomismo. Casi un gato…” que puedes encontrar en el lateral de esta misma página, desde donde podrás bajártelo gratuitamente en versión Pdf.

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