Billy Summers, de Stephen King

Publicado el 18 enero 2025 por Jimmy Fdz

 

Biblioteca Nacional S12E01. Nueva temporada en la B.N.P.D., y ya vamos leyendo lo poco que queda de Stephen King en sus estantes. Billy Summers es de lo más reciente que el veterano y prolífico escritor ha publicado, es decir, no es el mejor antecedente para acercarse a esta novela de casi 650 páginas, porque ya hemos dejado más o menos claro que su última década no invita demasiado al entusiasmo (aunque sus libros sigan siendo solventes y entretenidos y se puedan leer sin problemas, desde luego), ahora que es un abuelito apaciguado. Aún así tenía algo de fe en Billy Summers, pero qué les puedo decir, tampoco hay que sorprenderse si no demuestro mucha emoción por este libro.


En principio Billy Summers es una novela, cuanto menos, interesante. Comienza con un lenguaje relativamente lacónico, áspero, un poco rudo, para ir en consonancia con el ambiente y el pesado clima de violencia latente que implica esta historia de lujosas organizaciones criminales y asesinatos por encargo, siendo Billy Summers el mejor de todos, un francotirador implacable e infalible, un tipo que es la perfecta encarnación del viejo dicho "donde pongo el ojo, pongo la bala". A Billy Summers le encargan asesinar a otro asesino a sueldo que, detenido por un asunto completamente ajeno a su profesión, quiere escabullirse de la justicia entregando información importante y privilegiada que debe involucrar a alguien que no quiere que dicha información se divulgue. Billy Summers acepta, el último trabajo se dice (ya quiere retirarse del negocio), aunque no es un trabajo cualquiera: el asesinato requiere un curioso y singular trabajo de campo previo: integrarse en la comunidad y no ser un extraño dentro de la pequeña ciudad a donde en algún momento el objetivo será trasladado para su comparecencia judicial, momento en el cual nuestro protagonista deberá apretar el gatillo, posicionado en el cuarto piso de un edificio de oficinas, y destrozarle la cabeza al malparido hijoputa que no puede morderse la lengua y cumplir ese otro viejo y sabio dicho: "morir de viejo y no de sapo".Así las cosas, aunque el intento de reflexionar sobre las ambigüedades morales de la gente es bastante somero e ingenuo (el protagonista tiene un código moral bien infantil: sólo mata gente mala, pero... ¿acaso él no mata gente por dinero?, ¿acaso la gente para la que trabaja no comete maldades también para enriquecerse y enseñar lecciones?, ¿en qué punto lo malo es "más malo"? Dexter Morgan tenía un mejor tratamiento sobre este tema, a King le queda impropiamente banal y pueril), esta primera porción al menos destaca por la constante tensión a la que se somete nuestro asesino mientras prepara los detalles y pormenores del asesinato, pensando en si hay gato encerrado y debiendo integrarse con los vecinos de su casa temporal y de la oficina desde la que hará el disparo y donde, por mientras, se hace pasar por un escritor ante los otros oficinistas. Sobre esto, Billy Summers, para matar el tiempo, aprovecha de escribir su autobiografía, una vida trágica y solitaria y plagada de violencia desde que era un niño hasta que fue a Irak a vivir pesadillas vivientes, sobre todo en Faluya (en donde las tropas gringas sufrieron sus peores bajas durante todo el conflicto que comenzó Bush, o eso dicen). Así, aunque no es ninguna maravilla, el libro que va escribiendo el protagonista resulta estremecedor en ciertas partes, aunque en general es un ejercicio intrascendente y redundante por parte de King, sobre todo porque ya hemos leído cien veces, y mejor, sus historias sobre niños creciendo en entornos duros y sufriendo toda clase de traumas. La novedad sería su incursión en la parte bélica. Y todo el rollo de integrarse en la comunidad también queda muy manido y visto (lo de hombre en una misión que debe esperar pacientemente y simplemente vivir hasta que la misión se reactive se vio, y mucho mejor, más potente y emocionante, en 22/11/63); es entretenido y agradable, pero a la vez tan predecible el conflicto interno del protagonista, esa autoflagelación de "soy mala persona no puedo jugar al Monopoly con los hijos de mis vecinos". Pero se puede leer, como digo, sobre todo cuando la novela se limita al aspecto profesional, al mundo del asesinato y a la ejecución de este enigmático encargo.Y ya después la segunda mitad es un declive terrible viniendo de King. Ejecutado el encargo, obviamente lo que sigue tiene buen pulso, tiene tensión, la incertidumbre propia que sigue a todo acto ilegal, el esconderse, el vigilar las esquinas, pero después de eso la trama se vuelve iterativa, predecible, una seguidilla de lugares comunes generales y de King, cursi y meloso y superficial en ese majadero intento de reflexión moral que, insisto, tiene tanta materia y sustancia como una piedra. Más misiones suicidas de parte del protagonista, más recuerdos traumáticos de Irak, una muchacha que azarosamente se entromete en la trama (Nick Pizzolatto se le adelantó, para muestra de ello lean Galveston, y estoy seguro de que él no es el primero en eso de juntar a un hombre malo con una chica inocente en un esscarpado descenso a los infiernos), enfrentamientos inverosímiles con descuidados gángsters a cuyas mansiones se puede entrar así como así (no me lo creo aunque el protagonista sea un profesional veterano de guerra), por supuesto que la inclusión de viejos pederastas a los que matar porque así es fácil decir quien es más malo que el resto, y uno de los desenlaces más ridículos que King ha podido idear, quizás de los peores suyos, un final que me ha hecho descubrir que existe el diabolus ex machina porque King se saca literalmente de la nada a un malo con una pistola que le ayuda a tener su trágico final "redentor" (uno de los personajes se pregunta "cómo demonios supo que íbamos a estar ahí" y el otro responde, básicamente, "quizás lo escuchó al voleo", y listo, así te explica semejante estupidez narrativa). La segunda porción de este libro es desastrosa.Terrible, realmente terrible, que una historia que comienza siendo lo suficientemente efectiva para mantenerte tenso y atento al áspero devenir de ese asesinato por encargo mute en una pueril y conciliadora y complaciente y paternalista fábula sobre el bien y el mal que tiene la complejidad y profundidad filosófica y reflexiva de un jardín de infantes. Sin duda alguna, una de las peores y más sonrojantes historias que Stephen King ha escrito, lo que resulta más sangrante considerando qué tan genial y magistral puede ser cuando no anda en ese puto piloto automático y se pone a escribir de verdad y no siguiendo sus moldes y plantillas argumentales, estilísticas y narrativas de siempre.Una decepción, o peor que eso. Si se lo ahorran, mejor.
La ficha bibliográfica de este ejemplar de Billy Summers es bastante escueta, sólo cinco préstamos en casi dos años de existencia y presencia en los estantes de la B.N.P.D. Pocos lectores, me pregunto qué impresión les habrá dejado este somero relato. No se pierden nada, por desgracia, si no lo leen.