La espelta, aunque muchos no la conozcan, tiene ya miles de años de antigüedad. En la edad media el pan de espelta era sólo para la clase alta, ya que desde entonces se conocían sus múltiples cualidades y los cultivos de esta variedad de trigo eran entonces abundantes.
Pero su consumo poco a poco fue decreciendo hasta que, como las modas que van y vienen, se le ha vuelto a tener en cuenta en panaderías y hasta en grandes superficies, donde ya no es un misterio encontrar la harina de espelta.
La espelta tiene tantas propiedades, que ya estudiaremos cuáles en una ficha de producto, ya que merece la pena dedicarle un artículo.
Pero ahora le toca el turno a uno de los bizcochos más suaves y más esponjosos que he probado hasta ahora.
Tiene una textura muy suave y con un ligero sabor a los quesitos de toda la vida, sí, esos de la vaquita sonriente, aunque en este caso no son los famosos quesitos que comíamos de pequeños, pero son igual de agradables.
A esto se le llama empezar bien un nuevo día, y si es domingo, acompañémoslo de un buen chocolate caliente. Alguien da más??
Ingredientes:
- 1 yogur natural
- 4 huevos
- 75 gr de fructosa o 150 gr de azúcar morena
- 70 gr de aceite de oliva suave
- 6 quesitos en porciones light
- 220 gr de harina de espelta integral
- 1 sobre de levadura química en polvo
- fructosa glass para decorar
Preparación con Thermomix:
Vamos a comenzar precalentando el horno a 180 º.
A continuación separaremos las claras de las yemas y colocamos la mariposa en las cuchillas de nuestra Thermomix. Metemos las claras en el vaso y programamos 4 minutos a velocidad 3. Cuando estén bien montadas (que le demos la vuelta al vaso y no se caigan) las reservamos en un recipiente.
Quitamos ahora la mariposa de las cuchillas e introducimos las yemas, el yogur, la fructosa o el azúcar moreno, el aceite de oliva y los quesitos en porciones. Programar 3 minutos con velocidad 3½.
Agregamos la harina de espelta integral y la levadura química y mezclamos 15 segundos con la velocidad 3.
Verter la mezcla obtenida en un bol grande y añadir poco a poco las claras con ayuda de una lengua y con mucho cuidado para que no bajen, mezclando con movimientos envolventes hasta conseguir una única masa.
Elegir un molde para bizcochos y engrasarlo con un poco de aceite y espolvorear con harina, o tapar el fondo de éste con papel de horno y engrasar los laterales.
Y serán 30 minutos los que nos separen de degustar un bizcocho de hoy en día con el sabor de nuestra niñez.
Colocar en una rejilla para que enfríe y no se humedezca.
Una vez frío, decorar con la fructosa glass, que no es más que la fructosa convertida en polvo entre las cuchillas de nuestro mágico robot.
Ha sido la primera vez que he hecho este bizcocho de espelta, pero aseguro que no será la última.
Preparación sin Thermomix:
Precalentar el horno con calor arriba y abajo en 180 º.
Montar bien las claras con ayuda de una varilla eléctrica y reservar en un recipiente.
En un bol añadir las yemas, el yogur, la fructosa o el azúcar moreno, el aceite de oliva y los quesitos en porciones y mezclar muy bien con la batidora, hasta que los ingredientes estén integrados.
Ahora con ayuda de un colador, para que coja aire y el bizcocho quede más esponjoso, tamizar la harina y la levadura y mezclar con cuidado.
Añadir ahora poco a poco las claras, con ayuda de una lengua y con mucho cuidado para que no bajen, mezclando con movimientos envolventes hasta conseguir una única masa.
Elegir un molde para bizcochos y engrasarlo con un poco de aceite y espolvorear con harina, o tapar el fondo de éste con papel de horno y engrasar los laterales.
Hornear media hora y ya!! Listo para disfrutar…